¿NOS PRENDEMOS EN EL NEGOCIO?

Desde hace algún tiempo me venía preguntando "qué ganaba un barrabrava del ascenso". No hablo de algunos equipos grandes donde, tal vez haya algo para obtener y repartir sino de barras de equipos de la C y de la D sobre todo. Allí no hay mucho para entregar y casi nada para coimear o extorsionar. Inocente lo mío según como se lo mire.
Después de haber leído una nota publicada en el diario Clarín del domingo 7/11, escrita por Gustavo Grabia, sobre los contactos políticos de ciertos barras y las intenciones de algunos actores de la política y de dirigentes con algunas aspiraciones a ocupar distintos cargos, la cosa comenzó a estar más clara.
El colega Gustavo Grabia (quien más sabe e investigó sobre el tema) muestra en la nota, con diagramas y fotos, a los intérpretes de esta opereta argentina sin final que vivimos y soportamos fin de semana tras fin de semana.
A los ya conocidos "hinchas caracterizados" de equipos de primera división, con sus respectivos padrinos políticos y dirigenciales, se ven a miembros seguidores de Dep. Merlo y a su "mentor", que sorpresivamente no es uno de los gerenciadores (que mucho hicieron por el club) sino el mismísimo Raúl Othacehé, intendente de ese distrito (que casi nada hizo por el Deportivo). Ellos son empleados del municipio y su función es "mantener", en varios puntos del distrito, "el orden impuesto por el mismo intendente". De ahí llegan sus ingresos. ¿Y el club?: Bien, gracias. Solo sale perjudicado.
Algo similar ocurre en Ituzaingó; club que supo disfrutar de las mieles de la B Nacional y que ahora solo trata de subsistir en la D. Cuenta con varias fracciones internas pero no de la institución, sino "internas políticas" del municipio regenteado por Descalzo. Este intendente reparte entre algunos "caracterizados" de la hinchada planes sociales para su distribución.

De la misma manera se manejan otras bandas enquistadas en las hinchadas del ascenso. Vemos a Mario Sacco, intendente de Ensenada, relacionarse con el "Pata" Medina, dirigente de la U.O.C.R.A. platense y barra de Cambaceres; a los nuevos barras de El Porvenir que dejaron la tutela de Merela para pasarse a las huestes K del intendente de Lanús y ahora rompen las instalaciones y aprietan a jugadores del club y varios casos más que todos podemos imaginar. Aparecen más gremialistas y más dirigentes sociales relacionados con estos delincuentes disfrazados de hinchas de fútbol que, según convenga, reparten su corazón entre dos o tres divisas (¿dónde quedó aquello de los colores del club no se cambian ni negocian?). Y hasta tienen pases como los mismos jugadores (de hinchada a hinchada claro). Todo se maneja según quien sea el mejor postor. Si hay que amedrentar a algún rival político o a quienes se quieren cortar solos en un sindicato: Llámelos ya!!!. Ahí van ellos a reestablecer el orden y dispuestos a cobrar algunos "favores".
Si hay que hacer número en un acto político "mandame el micro y algo más que te lo lleno de una", responden a sus interlocutores de turno. Y así podemos mencionar muchas "fuentes laborales" más.
Después de haber pasado por todas las canchas del ascenso, de 25 años de profesión y de disfrutar del fútbol desde los ´70 a la fecha en todo sentido, me sentí un "gil de primera" (por no usar otra expresión) al escuchar al Sr. Vicepresidente del mundo (así se autodenomina) y mandamás de A.F.A., Julio Grondona, en la Comisión de Deportes del Congreso, manifestar que "los clubes y sus dirigentes no conocen a los barras brava", que "no los mantienen los clubes, se meten y no los pueden sacar" y rematar diciendo "los barras son un tema político". Verdad (o mentira) a medias como se dice.
Lo de la política salta a la vista con la formación de Hinchadas Unidas Argentinas (de hinchas no tienen nada, lo de unidos es para delinquir y como argentinos nos hacen quedar mal en todos lados), ¿ONG?  mantenida por el gobierno y sus vinculaciones para copar y manejar el negocio completo. Ahora, los dirigentes nunca fueron ajenos a todo esto. Muchos grupos crecieron y se enquistaron entre los verdaderos hinchas para presionar en elecciones del club o gritar a favor o en contra de alguien (DT, dirigente o jugador) o para "trabajar" como empleados para que el señor presidente de turno mantenga el control.
Sería bueno sincerarse, intentar encausar las cosas por los carriles normales y que el fútbol vuelva a ser fútbol.
Para finalzar me queda flotando una duda: Si esto no se arregla y todo sigue igual, en mi querida ciudad de El Palomar tenemos decidido fundar el Palomar Fóbal Clú para no quedar afuera del negocio y aprovechar esta nueva modaldad de fuente laboral. Gracias.
                                   Alfredo Nicolás Armiento

(Mi agradecimiento al colega Gustavo Gravia por los datos que publicó y que son base de esta nota)