Si vamos al más mínimo detalle, seguramente nos dará negativo desde la Primera D hasta la plataforma de lanzamento a Primera División que es el Nacional B.
Le pedimos al Colegio de Árbitros que hombres como Laverni, Pompei, Lunatti, Pezzota, entre otros de primera, sean llamados al orden en cuanto a su objetividad, apego al reglamento e interpretación del mismo; y me parece una falta de respeto que sus actuaciones (contadas por cierto) en el ascenso -en la B Nacional cuando juegan ciertos grandes- no sean reflejo para los que vienen de abajo o del interior. También hay que tener en cuenta la mala utilización de algunos otros: Carlos Maglio es el ejemplo, que por causas que nadie conoce se lo designa para cuatro partidos en una semana sin tener buenas actuaciones y dejando de lado a otros que necesitarían arbitrar más seguido.
También observamos en el torneo más importante de nuestro ascenso que hay una marcada diferencia entre aquellos salidos de la escuela de las tres A y los provenientes del interior. Salvo algunas excepciones, árbitros como Stevenot, Marquez y Trucco no están a la altura de ciertos compromisos, y se dejan en los torneos del interior a Presas y Spinella que muestran sus bondades cada fin de semana. El arreglo Marconi-Grondona no está dando los frutos esperados. Hay que equiparar más la preparación de los ex hombres de negro para que en un futuro en primera no nos llevemos sorpresas desagradables.
En la B metropolitana, hay que formar un ranking de méritos donde no pueden faltar Yamil Possi, Angel Bracco, Eduardo Gutierrez, Cristian Suarez, por ejemplo, que vienen mostrando buenas actuaciones y revisar bien esas listas donde están los Lamolina jurs, los Vigliano, Barraza, Carreras y Stocklas que portan apellidos y, tal vez por eso, ascienden más rápido que los otros sin convencer con sus trabajos al dirigir un partido. Hay que darle lugar a aquellos que demuestran potencial y buena presencia en su tarea por sobre los que portan un apellido y dejan mucho que desear. Un caso distinto es el de Patricio Loustau, que sí demostró estar a la altura de nuestro fútbol más alla de su pesado apellido en el arbitraje nacional.
La Primera C se ha transformado en el refugio de aquellos que están de paso en la actividad. Por sus actuaciones no ascienden y por sus años la D le queda chica.
"Si para una actividad específica no servís, tenés que cambiar", me decía un viejo maestro; justo a mí que también soy viejo. Pero estas palabras se pueden trasladar a muchos de los soplapitos en la C. "Los menos" están para la B, pero "los más" están para el retiro más alla de su edad.
Por último, en la Primera D, aparecieron en esta temporada buenos proyectos a futuro: Juan y Rodrigo Pafundi, Luciano Esker, Eugenio Bevacqua, Tomás Diulio, entre otros, que, en la medida de darles continuidad y una buena guía en su tarea, podrán mostrar muy buenos adelantos en sus carreras. Pero si no se los sigue o solo les palmean la espalda diciendo "todo bien", pueden perderse en la intrascendencia.
Vemos veedores en todos los estadios: Algunos fueron muy buenos árbitros y otros no tanto, pero la escuela formativa hace su trabajo. Esperemos que no le hagan cambiar el rumbo.
Para finalizar, le pido al Colegio de Árbitros, y a la Escuela también, que no les tiemble el pulso y se plantee una reestructuración necesaria para la formación, seguimiento y designación de las ternas para los distintos partidos y para beneficio del fútbol todo y, sobre todo, del ascenso, ese gran banco de pruebas.
Los árbitros son humanos y se pueden equivocar como todos, pero si el error es constante podemos caer en la ineptitud o en la mala fe. esperemos que esto no pase.
Lunatti dice divertirse cuando juega. Todo bien. ¿Y si siguiera bien el partido, no sería mejor?
Alberto "Beto" Rossi
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