UNA VEZ MÁS. Y VAN........

Realmente estamos cansados y hasta molestos por tener que reflejar en noticias lo que nunca tendría que ocurrir en el deporte. Pero parece que los casos policiales son más importantes que los triunfos en los clubes. Y, lamentablemente, no hablamos solo del ascenso sino, también, de clubes de primera. La violencia está enquistada en el seno de las hinchadas y se manejan con una impunidad que nos mete miedo.
Hay acuerdos y arreglos de todo tipo entre dirigentes, policías y políticos que hacen que estos delincuentes disfrazados de hinchas sigan haciendo de las suyas. Pero nadie se da por aludido. Ninguno es responsable y se van pasando la pelota como el mejor mediocampo de un equipo campeón.
Cada tanto aparece algún "cruzado" como Cantero (presidente de Independiente), que quiere erradicar a los violentos de su club, pero luego de recibir apoyo de sus pares, se ha quedado solo y lo miran como a un bicho raro.
El caso que nos compete es lo ocurrido en la provincia de Chaco, en el camino que une Corrientes con el aeropuerto de Resistencia, y lo sufrió la gente de Instituto. En realidad, solamente sus jugadores y cuerpo técnico, que iban a tomar el vuelo que los llevaría a Córdoba luego de haber jugado en Corrientes.

                              Los violentos de la Gloria, que se enojaron porque se perdió un partido


Hinchas de Instituto, luego de la derrota de su equipo frente a Boca Unidos, se preparaban para regresar a su provincia en el micro que habían rentado, con muchas caras largas porque ahora quedaban terceros, fuera de los ascensos directos a la Primera División. Acto seguido, 14 delincuentes, ataviados con los colores de Instituto, y que se dicen hinchas de la barra del club cordobés, tomaron por asalto el micro, amenazaron a los conductores a punta de armas, y los obligaron a llevarlos hacia Resistencia para alcanzar el micro que llevaba al plantel al aeropuerto.
Avisados de esto, el plantel pidió en el peaje custodia policial para prevenir cualquier acto de violencia. De esta manera, una escolta policial de dos motos y un patrullero los acompañaron hasta la capital de Chaco.
Los 14 violentos cometieron todos los desmanes posibles en el micro, desde roturas de vidrios y asientos hasta amedrentar con armas a los hinchas genuinos que iban en él.
Lo peor ocurrió antes de llegar al aeropuerto, cuando el micro tomado se cruzó en el camino del otro y estos barras bravas subieron a la fuerza al que trasladaba al plantel cordobés, amenazando a jugadores y cuerpo técnico, diciendo: "Si no ascendemos hay balas para todos" (sic). Rompieron algunos vidrios, amenazaron a algunos en particular y se fueron. Los "inefectivos" policiales: Bien, gracias. Espectadors de lujo.
Al ascender en el otro micro, mandaron a los hinchas genuinos a la parte de arriba, toda destrozada, y ellos se instalaron en la parte de abajo, muy cómodos, para volver a Córdoba.
Los dirigentes iban al aeropuerto en un remis y no se dieron cuenta, al menos es lo que dicen, de los hechos ocurridos. No hubo denuncia por parte de ellos y negaron relación alguna con los delincuentes.
El plantel regresó y con mucho temor por lo ocurrido y por el futuro del equipo.

                                          Así quedó el micro de los hinchas


La policía revisó el micro de la hinchada al llegar a la provincia mediterránea, ya vacío de gente éste, y encontró junto a bombos y banderas, armas de fuego, algunas "facas", alcohol y drogas.
No hubo detenidos, ya que todos los ocupantes se habían retirado.
El gobernador De la Zota repudió el caso, dijo que se iba a investigar, pero al parecer fueron solo palabras de compromiso. Los dirigentes de Instituto ni se referían al tema y solo contaron lo mismo que estamos contándoles a ustedes.
Nadie se hace responsable. Nadie comenta lo que vió. La policía mira y no actúa. Los delincuentes disfrazados de hinchas siguen haciendo de las suyas con total impunidad.