Nuestro camino recorrido.....

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Tres de Febrero, Prov. Buenos Aires, Argentina
Nacimos hace 32 años por la pasión que nos unió con el fútbol de ascenso. Fue un largo camino recorrido donde no todas fueron buenas, pero le hicimos frente a las adversidades y seguimos en el aire. En nuestro espacio vas a encontar a todos los que comparten esta extraña pasión pero no verás jamás a aquellos "personajes" que se creen dueños de instituciones y utilizan métodos antisociales para creerse importantes ni a sus "padrinos", que los usan para determinados fines y luego no saben como manejarlos. Para aquellos que lejos están del "glamour" de la primera división y del dinero de "fútbol para todos"; para aquellos clubes pobres de corazón grande; para los que semana tras semana dejan cosas suyas para seguir sanamente los colores de su alma y para todos los que se identifican con el "viejo fútbol de los sábados"......Sí, para ellos, va dedicado nuestro programa radial y, ahora, nuestro blog. Gracias.

miércoles, 4 de julio de 2012

CUENTOS E HISTORIAS DEL ASCENSO

Nuestro fútbol de ascenso no es solamente estadísticas, pases, síntesis de los partidos jugados y notas a sus protagonistas, entre otras cosas. También se reflejan opiniones y comentarios sobre los acontecimientos que le pueden hacer bien o mal a nuestro querido "fútbol sabatino" (ahora no tanto).
Pero en este fútbol hay historias, muy ricas por cierto, y muchas cosas que lo rodean y hacen girar la imaginación de quienes estamos inmersos en su mundo. 
Hoy comenzaremos a reflejar historias, reales algunas y producto de la imaginación otras. Gracias a nuestro colega y amigo José Luis Galoppo, quien será el encargado de transportarnos en el tiempo con dichos relatos. 
Aquí llega la primera.


CAÍDA LIBRE (o el ocaso de un periodista partidario)




Tuqui Basaldúa era uno entre los 90.000 habitantes de la ciudad de Caseros, ubicada en la zona oeste del conurbano bonaerense, en la que el vértice de las calles San Martín, Urquiza y las vías del ferrocarril San Martín palpita la vida de todos los días. Se encontraba en una mesa de un bar de la calle Urquiza, cerca de la estación y de la Universidad, mirando hacia el horizonte. Pero en realidad, miraba hacia el túnel sin salida en el que se habia convertido su alma, donde lo acosaban sus fantasmas, sus tristezas y sus inseguridades de hombre de mediana edad. Las cuales se reflejaban en sus ojos turbios y el color amarillento de su piel.
Pero no siempre había sido así. Tuqui Basaldúa había sido en otros tiempos un joven de ojos sonrientes, estudiante de periodismo, hincha de Estudiantes y vecino de Villa Pineral.
Se habia hecho pincha cuando el club llegó a Urquiza y Lisandro de la Torre, allá por 1963. Hay quien lo recuerda de niño, cuando en 1966 gritó el gol del Chiche Moreno que significó el ascenso a la B.
De joven, había ido hacia Campana con la barra (más los entonces amigos de Chacarita y All Boys) para la final por el ascenso que Estudiantes perdió con Unión en 1974 (y se dice que repartió piñas con algunos santafesinos); y estuvo aquella tarde del ascenso en 1977 en Victoria. Y disfrutó aquella "primavera albinegra" que fue estar en primera en 1978.
Luego, se hizo periodista y formó parte de audiciones que seguían a Estudiantes. Pero con una particularidad: mezclaba su vocación con su pasión, lo que lo convertía en un "periodincha". Era capaz de hacer análisis científicos, y cinco minutos después decir disparates llevado por su fanatismo, ya sea dirigidos a hinchas, jugadores, técnicos y dirigentes. Era como el decía: "un hincha con carnet de prensa".
Tras el ascenso en 1996, con goleada incluida a Almagro, su estrella comenzó a declinar y comenzó su caída libre.
Tuqui sufría por amor, no solo por el pincha, también por alguna mujer. Quien sabe si amó a una, a muchas o a ninguna, pero esos amores nunca fueron correspondidos. Y como era de corazón sensible, eso le produjo duros golpes. Después, se quedó sin trabajo (ya que no vivía del periodismo). Luego, sufrió desgracias familiares. Finalmente, fue separado de la audición radial. Supuestamente por órdenes "de arriba". Y se quedó completamente solo. Lo único que le daba entusiasmo era Estudiantes, pero cuando iba al Ciudad de Caseros, se encontraba con que ni la barra, ni los tirahumos, ni la 128, ni sus propios amigos de Villa Pineral lo reconocían.
Solo con su sombra, pasaba horas recluido en su cuarto de la calle Fernández de Oliveira, deambuló por las calles de Caseros, por la plaza de Pineral, por Villa Matheu, se tomaba el "trescua" (343) a San Isidro o a Liniers sin saber un punto fijo... Acaso pensaba en alguna salida cuando miraba por la ventana de aquel bar...
Poco tiempo después, Tuqui Basaldúa fue encontrado colgado del puente peatonal de la estación Caseros. En su pantalón había una hoja en la que pedía ser velado con la camiseta pincha que el Cacique Bravo le regaló en tiempos felices, y que sus cenizas sean esparcidas en la cancha. Cuando en la radio supieron la noticia, los micrófonos de la audición de la que tantas veces fue parte quedaron mudos. Y en la cancha, se notaba un trapo blanco de género escrito con mano torpe: "Tuqui. Gracias por tanto. Perdón por tan poco. Tus amigos de Pineral". 



                                                                                              José Luis Galoppo

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