En alguna entrada en este blog, al inicio del torneo, decíamos que Nardozza es un técnico al que debían darle tiempo para armar el equipo. Que sus conjuntos van de menor a mayor y que no esperaran ver una especie de Barcelona en el campo de juego. Por el contrario, el equipo no sería lujoso, tal vez no le sobraría nada, pero con el tiempo iba a ser efectivo. Nos basábamos en las experiencias de Nardozza en Acassuso y en Platense.
El único, o uno de los pocos, que entendió esto fue el presidente Fernando Islas Casares. El "gaucho", contra viento y marea, soportando las críticas y los comentarios desfavorables, bancó al DT e, incluso, llegó a mencionar que "debía meter cuchillo" si la situación seguía así (en clara referencia a depurar el plantel).
Lo cierto es que el tiempo pasó, los partidos también y Estudiantes empezó a ganar.
Encontró en Cristian Yassogna al goleador que supo ser en temporadas anteriores; logró que la defensa se vaya consolidando pese a que algunos de sus integrantes no pasan por un buen momento. Encontró variantes en el medio y recuperación de pelota, algo que le faltaba, y marcar primero que su rival para poder manejar los tiempos del partido y no tener que trabajar para remontar un resultado.
Es así como, después de aquellos días y partidos para el olvido, comenzó a recuperar terreno y lleva siete encuentros sin conocer la derrota con cinco victorias y dos empates. Esto le valió acercarse a cuatro puntos de quien hoy es el puntero, Platense, teniendo que enfrentarse, aun, con ellos y con Atlanta, otro de los que lo superan en puntos.
¿Pero que ocurrió?; ¿Cómo es que se pasó de las tinieblas a la claridad?. Simple. Fabián Nardozza vió que el respaldo no era solamente de palabra sino con hechos, y siguió con su trabajo; los jugadores comenzaron a comprometerse más y se recuperaron algunos de lesiones y en su juego, como Ruiz, Soriano, el nombrado Yassogna, y los laterales, Montero y Santana, que son puntales para el 4-4-2 que plantea Nardozza.
Es cierto que Estudiantes no juega lindo para el público, pero encontró efectividad. Es verdad que no le sobra nada, muchos ganados por la mínima y sin superar claramente al rival, pero convierte y hace su trabajo. Así se llegó a este presente, esperando el momento para dar el golpe que lo deje bien arriba.
Va llegando el final de la primera mitad de campeonato. Ahora vienen los desfíos que mostrarán, o no, el temple del Pincha y si está para más. Se viene el clásico con el alicaído Almagro, también Platense, el puntero, y Atlanta, el escolta. Ahí va Estudiantes, a pelear en lo más alto. Su historia y su gente lo pide.
El campeonato es largo, queda mucho camino por desandar, pero este equipo metió un nuevo "pinchazo" para mantener su ilusión de campeón. Va en busca de cristalizarla.
Alfredo Nicolás Armiento
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