Nuestro camino recorrido.....

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Tres de Febrero, Prov. Buenos Aires, Argentina
Nacimos hace 32 años por la pasión que nos unió con el fútbol de ascenso. Fue un largo camino recorrido donde no todas fueron buenas, pero le hicimos frente a las adversidades y seguimos en el aire. En nuestro espacio vas a encontar a todos los que comparten esta extraña pasión pero no verás jamás a aquellos "personajes" que se creen dueños de instituciones y utilizan métodos antisociales para creerse importantes ni a sus "padrinos", que los usan para determinados fines y luego no saben como manejarlos. Para aquellos que lejos están del "glamour" de la primera división y del dinero de "fútbol para todos"; para aquellos clubes pobres de corazón grande; para los que semana tras semana dejan cosas suyas para seguir sanamente los colores de su alma y para todos los que se identifican con el "viejo fútbol de los sábados"......Sí, para ellos, va dedicado nuestro programa radial y, ahora, nuestro blog. Gracias.

lunes, 10 de diciembre de 2012

DRAMA PSICOLÓGICO: FLANDRIA-LUJÁN

 Cara a cara con la muerte
"De nada sirve escaparse de uno mismo" (Moris)
"La muerte no traiciona, nosotros no comprendemos su mensaje" (José Narosky)

Cuando el 57 lo dejó en el parador de Jáuregui, Federico "Fico" Alcántara, sintió que por fin regresaba de un largo viaje. Acarició el aire fresco y reconoció aquellas calles en las que había crecido, y a las que había vuelto después de mchos años.

(Mitad de fútbol suburbano y mitad de fútbol chacarero, el clásico Luján - Flandria o Flandria - Luján tuvo siempre condimentos de clásico de pueblo. Ambos equipos se nutrieron históricamente de jugadores de aquellas comarcas, y se vieron las caras varias veces).
Fico caminaba las calles del pueblo, cruzando el puente que atraviesa el río. Recorrió la zona de la fábrica, en la cual había trabajado casi toda su familia. Aunque trataba de ocultarse bajo lentes oscuros, algunos lo saludaban de lejos y otros lo ignoraban.

(Fico Alcantara y su amigo, Miqueas "Triqui" Bruni eran hinchas de Flandria y lo seguían a todos lados. Estuvieron en Caballito el día del ascenso a la B, y fielmente estaban en las tribunas del Carlos V, reducto canario).

 Cuando Fico llegó al Carlos V sintió deseos de entrar, aunque ese día no había partido. A lo lejos se oían los relinchos de caballos y los cantos de los pájaros. Pero en ese momento se le aparecieron en la mente imágenes y recuerdos sombríos pero nítidos. y Fico balbuceó un nombre: "Triqui!!! Triqui!!!"

(Sin embargo, con el paso de los años, el clásico pueblerino se tornó en batalla campal. El Carlos V y el Municipal de Luján fueron escenarios de hechos terribles, peleas entre hinchadas, pedradas, gases, tiros al aire, detenidos, heridos, demorados y la sensación de que la tragedia estaba a la vuelta de la esquina...)
Fico se tomó las manos con la cabeza, y como fotogramas de un film se le fueron sucediendo escenas de tiros, confusión, pánico y muerte... "Yo no te maté, Triqui, no te maté..."

(Aquella calurosa tarde, el Carlos V parecía partido por la mitad: de un lado amarillos y negros; del otro rojos y blancos. La atmósfera estaba caldeada en todos los sentidos. No habían pasado los primeros minutos cuando comenzaron los insultos, de los insultos a las pedradas y de las pedradas a las trifulcas entre canarios y lujaneros. En medio del tumulto, se oyó un disparo que retumbó en los oídos de Fico. Triqui se tomó el estómago que chorreaba sangre y le dijo: "Ayudame Fico!!! Ayudame bol...". Fico lo tomó del brazo, gritó como un descosido pidiendo ayuda, gritando: "Triqui, no te vayas...". Pero cuando estaban por llegar otros hinchas, Triqui clavó su mirada vidriosa, soltó la mano de Fico y cayó al suelo... al ver que la mirada perdía brillo, Fico comprendió que Triqui se había ido...)
Después de aquella tragedia, Fico decidió irse de Jáuregui y radicarse en Buenos Aires. Pero no le sirvió de mucho, ya que la mirada de su amigo, y el sentimiento de culpa lo perseguían siempre. Por eso decidió volver al pueblo, para exorcizar sus fantasmas, poder elaborar un duelo que tardó demasiado y lograr que el recuerdo de su amigo pueda partir.

                                                              José Galoppo

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