Nuestro camino recorrido.....

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Tres de Febrero, Prov. Buenos Aires, Argentina
Nacimos hace 32 años por la pasión que nos unió con el fútbol de ascenso. Fue un largo camino recorrido donde no todas fueron buenas, pero le hicimos frente a las adversidades y seguimos en el aire. En nuestro espacio vas a encontar a todos los que comparten esta extraña pasión pero no verás jamás a aquellos "personajes" que se creen dueños de instituciones y utilizan métodos antisociales para creerse importantes ni a sus "padrinos", que los usan para determinados fines y luego no saben como manejarlos. Para aquellos que lejos están del "glamour" de la primera división y del dinero de "fútbol para todos"; para aquellos clubes pobres de corazón grande; para los que semana tras semana dejan cosas suyas para seguir sanamente los colores de su alma y para todos los que se identifican con el "viejo fútbol de los sábados"......Sí, para ellos, va dedicado nuestro programa radial y, ahora, nuestro blog. Gracias.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

UN PITO DURO DE SOPLAR


LOS ARBITRAJES EN LA MIRA: UN PITO DURO DE SOPLAR

No importa la categoría ni la importancia del partido en cuestión. No importa si es afiliado a las "tres A" (Asociación Argentina de Árbitros) o al SADRA (Sindicato de Árbitros de la República Argentina).
Lo que sí importa es el bajo nivel de arbitrajes que vemos, semana tras semana, en los partidos del fútbol argentino.

Cuando comencé a ver fútbol, allá lejos en los ´70, uno veía árbitros con mucha "estampa". Aparecía un Arturo Iturralde, un Claudio Busca, un Angel Coereza, entre otros, y su sola presencia hacía que los "caciques" de los equipos les pidieran a sus compañeros algo de calma cuando disputaban el balón. La personalidad y bagaje técnico de aquellos árbitros hacían que un "partido chivo" se convirtiera en una reunión deportiva, como correspondía por otra parte. Eran tiempos en que cualquiera de los componentes del plantel de árbitros podían dirigir un gran clásico.
Más tarde, en las siguientes décadas, aparecieron Mastrángelo, Loustau, Castrilli y muchos más que, pese a
la evolución del fútbol, no desentonaban en su tarea.


Es cierto que con unos u otros, siempre se cometieron errores o algún resultado se vio "enredado" por una mala acción de los entonces hombres de negro. Pero no nos olvidemos que en la cancha deben hacer sumario, instrucción y dictar sentencia en fracción de segundos. Lo correcto o no del fallo radica en el pleno conocimiento del reglamento y en su aplicación y "espíritu", como suelen llamarlo.

Con la mencionada "evolución del fútbol", en el que los jugadores debieron convertirse en atletas, los árbitros tuvieron que seguir el mismo camino: Mejor condición física y atlética. Además, la FIFA redujo la edad para ser árbitro internacional y, junto a la International Board, modificó algunos aspectos de las reglas.
Algunas de estas medidas, especialmente la edad y el estado atlético, hicieron que en muchas asociaciones se "apuraran" algunas camadas de nuevos referees, y en ese momento, considero, comenzaron a aparecer algunos problemas.
En nuestro medio solía decirse que un árbitro que había dirigido un partido clásico entre Alem y Luján en la C o un Estudiantes - Almagro en la B, con público de ambos lados, podía arbitrar, sin problemas, en Primera División. Claro, habían "quemado" las etapas necesarias: No menos de dos temporadas en cada una de las divisiones de ascenso y en inferiores. Ese tiempo los hacía madurar, les brindaba experiencia en la aplicación del reglamento y, sobre todo, forjaba una personalidad para actuar ante determinadas situaciones.
Hoy, lamentablemente, no es así. Vemos diferencias en el estado físico de muchos árbitros, los asistentes (ex jueces de líneas) no van en la misma sintonía que el juez principal, la aplicación del reglamento deja mucho que desear y no hay un criterio uniforme en las sanciones y, al parecer, hay quienes pueden y quienes no dirigir fútbol en primera o algunos clásicos.


En el fútbol argentino tenemos muchos "dueños" en cada equipo. Son los que por experiencia, edad o juego, se convierten en referentes de los planteles y devienen en capitanes de los mismos. También son los primeros en intentar opacar la labor de quien imparte justicia en un encuentro. "Habladores" en demasía, "aplicadores" de su propio reglamento y "tribuneros" que hacen estallar a inadaptados de las gradas. Mucho más si pertenecen a equipos llamados grandes. Ellos son los primeros en trabar y criticar una buena actuación de la terna arbitral. También, es cierto, que se los puede combatir, en el buen sentido, con "personalidad". Y ahí es donde observo algunas deficiencias. La falta de personalidad en algunos árbitros (siempre hablamos dentro de la cancha, no en su vida privada) hacen que cometan errores insalvables que pueden decidir un resultado por no frenar, a tiempo, un mal accionar de los jugadores.
Si le sumamos los intereses de dirigentes de clubes, poco aptos para cumplir su función, que derivan sus errores en la actuación de los jueces recusándolos cuando son designados, las internas de las barras y los desatinos de muchos técnicos que hablan demasiado y trabajan poco, la supuesta personalidad de los encargados de aplicar el reglamento en el juego se verá avasallada y superada.


El contexto general que vivimos en nuestro fútbol atentan contra el espectáculo y condiciona, en cierta forma, el arbitraje. También, es cierto, que las etapas se "queman" muy rápido y la formación no logra ser ciento por ciento óptima. Hay muchas cosas que corregir y de parte de todos: Desde el interior de la Escuela de Árbitros, pasando por la AFA, el Colegio y los clubes. Tampoco somos ajenos los periodistas, porque con la tecnología de hoy, dejamos al descubierto errores simples que parecen ser responsables del mediocre nivel de nuestro fútbol. Para mejor, algunos de los que opinan no saben ni como pegarle a la pelota (Me hago cargo de la parte que me corresponda).

El árbitro de fútbol no tiene hinchada. Es el primer chivo expiatorio que se encuentra ante un resultado adverso y le recuerdan a su familia en cada partido aunque su actuación fuera muy buena.
Ellos tienen que corregir varias cosas. Nosotros también. De esa manera, los "pitos" serán "silbatos" y más fáciles de soplar.

                          Alfredo Nicolás Armiento

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