Entramos en etapa de definiciones y los principales candidatos se muestran ante los ojos de los aficionados.
En una semana pude observar dos partidos con los que "me llené de fútbol": Banfield vs Independiente (3-3) y Defensa y Justicia vs Banfield (5-3). ¡Cuánto fútbol mis amigos lectores!.
Si lo analizo desde el punto de vista técnico, debo reconocer que en ambos encuentros se cometieron infinidades de errores por los que llegaron los goles. Defensas que no hacían buenas coberturas y dejaban muchos espacios para los atacantes contrarios, jugadores que no hacían las pausas que se necesitan para aquietar el juego y reordenar el equipo, y tantas cosas más que buscamos los DT para "equilibrar" el funcionamiento del equipo.
Ahora, desde el punto de vista del espectador, partidos con seis y ocho goles le hacen agudizar la atención al público y disfrutar del fútbol como tal. Para mí es mentira eso que dicen algunos "vendehumo" sobre el partido perfecto (un posible 0-0) y deja al desnudo quienes son los miedosos.
En Banfield - Independiente, se la jugó Omar De Felippe y logró un desempeño óptimo de su conjunto. Seguramente fue la mejor presentación de Independiente en el Nacional: Crearon situaciones, llevaron riesgo al arco rival y convirtieron goles. Hicieron delirar a sus parciales. Claro que, enfrente, estaba Banfield. El gallardo puntero dirigido por el "pelado" Almeyda.
Uno puede decirle cualquier cosa al DT del Taladro, pero nunca que va a menos o que es "cuida" resultados. Por el contrario arriesga; y por arriesgar pasa sobresaltos (como debe ser).
Fue un partido de primera. En tiempo agregado, de tanto ir, logró el premio: Empate ante el rojo cuando la mano venía torcida. Obvio que sufrió; aguantó las contras del rival, pero tuvo su premio. De Felippe no se guardó nada tampoco, quería borrar la mala imagen de esta segunda rueda. Que fácil hubiese sido que, cuando iba en ventaja, llenara de defensores y medios la cancha y cerrara el partido. Pero arriesgó, quiso más, y eso es lo bueno: Ser inconformista. 3-3 final y los ojos, agradecidos.
Diego Cocca es un técnico de bajo perfil que no llevaba antecedentes inmediatos muy buenos. Pero es trabajador, sencillo y sabe llegarle al jugador. Defensa y Justicia es una realidad, un equipo con todas las letras que está acariciando el sueño de todos y que pocos alcanzan: Jugar en Primera A.
Por momentos, Defensa despliega un fútbol de alto nivel y muy vistoso; en otros, sostiene el resultado manejando el balón en el medio y con tranquilidad. Siempre va hacia adelante. Y así le planteó el partido a Banfield.
Un ida y vuelta constante; los de Varela querían acercarse más a la punta y los del "pelado" que no querían empatar. Para el "taladro" era fácil esperar y aguantar para llevarse un punto que le permitiera mantener su ventaja en la tabla. Pero aquí ni había lugar para los especuladores del fútbol; salieron a matarse y lo hicieron.
Defensa y Justicia fue mucho mejor en ataque y Banfield se "suicidó" por ir a buscar. Los de Cocca ganaron bien y, otra vez, todos los espectadores, agradecidos. Fue un 5-3 memorable, como pocos vistos en el fútbol actual.
No es casualidad con estos tres equipos. Más allá de actuaciones fallidas en algunos partidos o de presiones externas de esos que nunca patearon un balón de fútbol, los tres están en la cima de las posiciones.
Banfield y Defensa, cómodos; le sacaron diez y nueve puntos al tercero. Independiente, por su parte, no convence, pero De Felippe los manda al frente. Está acechado por varios a pocos puntos, pero es un grande de verdad y, seguramente, regresará a Primera.
Me saco el sombrero por estos técnicos y la propuesta que muestran en el campo. Con gente como Diego Cocca, Matías Almeyda y Omar De Felippe, sumados a sus jugadores, aun hay esperanzas de volver a tener un fútbol mejor. Mis respetos a ellos y a quienes apuestan por ellos.
Alfredo Nicolás Armiento
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