EL DÍA DEL ARQUERO
(Adaptación
libre basada en un segmento del libro “EL DÍA DEL AREQUERO”, de Juan Sasturain)
Si un equipo de fútbol logra el triunfo, todos
se acuerdan del goleador y él se roba las notas. Nadie va con quien se revolcó
durante una hora y media. En cambio, si ese mismo equipo pierde, todas las
críticas caen sobre su persona, pero ninguno hace referencia sobre “los burros”
que no acertaron una en el arco contrario.
Es el puesto más ingrato en el fútbol. El
arquero sufre, padece y reniega de las barbaridades cometidas por sus
compañeros. Ser arquero de fútbol no es para cualquiera. Vayamos por
partes: El arquero nace, no se hace. En
otros tiempos, si el niño dueño de la pelota no mostraba virtudes con sus piés,
jugaba pero iba al arco. Si tenía unos kilos de más que no le permitían llegar
a un cruce o gambetear a un rival, su lugar estaba en el arco. Siempre fueron pocos los que pedían atajar y
sostener desde los tres palos al equipo.
Las virtudes de mantener rápidos los reflejos , de seguir atentamente el
balón, salir y descolgar un centro, etc., se traen desde la cuna.
Por otro lado, los apodos de “mágico”,
“bombardero”, “lírico” o “jogo bonito” le caben solamente a jugadores de campo.
En cambio, “pulpo”, “araña”, “gato” o de cualquier bicho que camine, o los
deprimentes “manos de manteca” o “sin dedos” le vienen al dedillo. Pese a todo,
el arquero se los banca estoicamente.
Su posición en la cancha es de espaldas a la tribuna y soportando el más
variado repertorio del vocabulario universal: Desde los recuerdos más diversos
para sus familiares cercanos hasta los sensibles movimientos de su compañera
mientras él juega un partido. Sin olvidarse que es el primero en recibir los
pesados regalos que los hinchas arrojan al campo de juego. Y siguen firmes en
su puesto.
Otras variantes son las definiciones sobre su
nombre: Arquero..¿Arquero de qué?, guardapalos…ni pensarlo; la acertada inglesa
de “goalkeeper”, la traducción mexicana de “guardameta” o la insoportable
gallegada de “portero”, ni que fuesen afiliados al sindicato de
“manguereadores matutinos” de vereda.
Ser arquero en el fútbol es un sentimiento; Es
la emoción de vivir el deporte……Además, el tipo empilcha distinto a los otros diez tarambanas que
tiene que correr detrás de una pelota, ¡y la puede agarrar con las manos!.
Por eso, desde la sabiduría del gran Amadeo,
las manos del “pato” Fillol, pasando por el poderío del “cacique guaraní” Chilavert y los penales atajados por “Goyco”
en el mundial del ’90, hasta llegar a los goleados arqueros del Club Sports de
Salto Argentino o de Defensores de la Buena Parada de Río Colorado, pido y casi
que exijo que se declare, de una vez por todas, “el día del arquero”.
No en vano, un día como hoy pero de 1985,
luego de una brillante estirada, dejé dos dientes contra el poste del arco de
la canchita de F.C.Urquiza en Villa Lynch........ “Pero la saqué al corner y ganamos el
partido”.
Alfredo Nicolás Armiento
Nota: La versión es libre, adaptada de los escritos originales. Imágenes originales de Roberto Fontanarrosa y otras obtenidas de Google. Nota publicada en www.rda365.com.ar.
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