DEMASIADO TARDE PARA LÁGRIMAS

Parafraseando a Alejandro Dolina utilizamos este título para explicar, a mi modesto entender, el por qué pasó lo que padecimos en el mundial 2018 y qué podríamos hacer para volver a ser lo que nuestros equipos fueron en el concierto del fútbol mundial. No es momento de llorar sino de pensar seriamente en una manera de encarar los proyectos a futuro para nuestros representativos nacionales.

Que hay responsables, no culpables, es verdad; también demasiados egos que no dejan trabajar correctamente a los que deben hacer un trabajo coherente dentro del fútbol. Esos egos fueron negativos para el grupo y mucho más el entorno de varios integrantes de esta delegación (léase desde los jugadores, pasando por el cuerpo técnico hasta los dirigentes). Es hora de frenar (se puede), de pensar (más difícil) y reestructurar(¿imposible?.No.).

 Luego de este periplo en Rusia, con dos derrotas muy duras, un empate (ante Islandia) y solo una victoria agónica, los números no fueron para nada alentadores. Si se contrata a un cuerpo técnico a un altísimo costo no podemos dejar de poner ciertas pautas antes de comenzar el trabajo y sobre todo en los objetivos y responsabilidades de cada uno. Las autoridades de AFA contrataron, enceguecidos tal vez, a un Jorge Sampaoli que vendía su trabajo como el mejor. Y los apuros hicieron que la AFA comprara sin ver más allá de la firma solamente. También es cierto que de los sondeados fue el único que aceptó la propuesta. Lamentablemente no lo dejaron manejarse y ganar o perder con la suya (su sistema, su elección de jugadores y su propuesta futbolística) y le impusieron algunas condiciones basadas en los números que recibiría la AFA con ciertas presencias.

Así le fue y ahora le buscan una salida elegante que no será sencillo encontrarla. Fallaron los dirigentes, son los principales responsables de querer resultados a corto plazo y permitir que muchos metieran la cuchara en tareas específicas de otros. Pero ellos no lo van a aceptar, dirán que los que ésto mencionamos somos “antiselección” y, por lo tanto, no renunciarán ni asumirán el costo que el fracaso conlleva.

 Hablando de los integrantes del cuerpo técnico encabezado por Jorge Sampaoli, con hombres como Sebastián Beccacece, Jorge Desio, Martín Tocalli, Lionel Scaloni y un montón más que filmaban videos y llevaban información deben mostrar dignidad. No se les puede reprochar por los resultados de los partidos, tal vez sí a la cabeza del grupo que toma las decisiones, pero cada uno tiene la potestad de renunciar si no está de acuerdo con algo de lo que se está haciendo. Nadie dijo nada ni protestó. Es más, todos se creían caciques porque hasta se pelearon entre ellos sumiendo al grupo dirigido en una confusión más grande que la que se vio en el campo de juego. Si no estás a la altura, no te dejan demostrar lo que planificaste y se entrometen en tu trabajo, yo me iría. Pero aquí no pasó nada de eso y hasta después de una derrota con baile incluído, Sampaoli dijo que no evalúa irse y que no se entendió su proyecto. Claro, hay millones de razones por las que quiere seguir aunque hay algo, que mencionamos antes, que se llama “dignidad” y ninguno de estos muchachos parece conocer su significado.

 La tercera pata de este entuerto la componen los jugadores. Argentina tiene al mejor del mundo que es Lionel Messi. Él tiene que jugar, no dirigir, y ser el nexo, como líder de grupo, entre el DT y sus compañeros. Otros más, como Javier Mascherano, que rindió más de lo que muchos creíamos, Di María, Higuaín, Agüero y Banega, que cumplieron pero no alcanzó y Bliglia, que fue a comprar alfajores, tendrían que haberse adaptado a la propuesta de juego y no boicotear dentro de la cancha a un tipo que pensaba distinto. Pero hubo fallos en la conducción del grupo y pasó lo que todos vimos. Mi única pregunta es por qué no se le dio participación a otros chicos que tienen futuro, experiencia y serán los que se queden. Los consensos en la manera de jugar, en las variantes según el juego y esas cosas, se arreglan en las prácticas y puertas adentro. Pero fue la pata que más falló porque es la que tiene que responder en el juego. Seguramente habrá muchos cambios más allá de algunas renuncias públicas y otras privadas.

Ahora bien, no todo está perdido ni fue pésimo. Aparecieron jugadores dentro de este lodazal que hay que tenerlos en cuenta: Pavón, Meza, Acuña, Lo Celso, aunque no lo utilizaran ni dos minutos, Tagliafico, Otamendi, el futuro líder, y algunos más que no fueron convocados esta vez. Hay que buscar un conductor (DT) con la suficiente personalidad y perfil para no dejarse pasar por arriba y que esté decidido a morir con la suya, no vender humo. Alguien que no se encandile con las estrellas y mire el terreno fértil que seguimos teniendo los argentinos en materia de fútbol. Se puede y se debe hacer porque es posible. Por supuesto que los de arriba deben hacer lo suyo y, lo más difícil, que lo hagan bien.

 La cuarta pata, tal vez la menos importante, siempre dice presente y es el público. La gente siempre responde, siempre apoya y llena estadios. Lo demostró en las malas y sabiendo que había fallas y se esperaba un final anunciado. Ellos, los verdaderos hinchas, también merecen respeto aunque su tarea sea la menos relevante de las cuatro. Pero existe y hay que respetarla.

 Hay que proyectar desde abajo: trabajar a conciencia en los sub-17 y sub-20, con un sistema definido para que se vayan conociendo bien. Con formadores probos y proyectos a largo plazo. Ir mezclando a esos chicos en combinados con los de primera y jugar amistosos en cualquier parte para que tengan el rodaje necesario. Reflotar el proyecto de una “selección local” y que los dirigentes lo acepten sí o sí. Luego llegará el momento de incorporar algunas “estrellitas” para armar una selección que nos represente a todos. Para eso hay que pensar en el fútbol, en los rendimientos de cada uno, y dejar de lado temas personales. El camino es largo, la siembra lenta pero los frutos serán buenos.

Nada de lo que escribí aquí es nuevo y ya lo vienen diciendo muchos desde hace tiempo. Se viene una ventana FIFA antes de fin de año; probemos entonces. Se viene un sudamericano juvenil a principios de 2019, luego el mundial sub-20 y la Copa América en Brasil. No reflotemos solamente algún barco hundido, construyamos otro nuevo mientras tanto. Siempre es mejor que sobre y no que falte. Eso me lo enseñó mi abuelo que padeció muchos sinsabores antes de llegar a estas tierras. Por el bien del fútbol argentino.

                 Alfredo Nicolás Armiento

Nota: Las fotos son de Google y a fin de ilustrar la nota.