Nuestro camino recorrido.....

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Tres de Febrero, Prov. Buenos Aires, Argentina
Nacimos hace 32 años por la pasión que nos unió con el fútbol de ascenso. Fue un largo camino recorrido donde no todas fueron buenas, pero le hicimos frente a las adversidades y seguimos en el aire. En nuestro espacio vas a encontar a todos los que comparten esta extraña pasión pero no verás jamás a aquellos "personajes" que se creen dueños de instituciones y utilizan métodos antisociales para creerse importantes ni a sus "padrinos", que los usan para determinados fines y luego no saben como manejarlos. Para aquellos que lejos están del "glamour" de la primera división y del dinero de "fútbol para todos"; para aquellos clubes pobres de corazón grande; para los que semana tras semana dejan cosas suyas para seguir sanamente los colores de su alma y para todos los que se identifican con el "viejo fútbol de los sábados"......Sí, para ellos, va dedicado nuestro programa radial y, ahora, nuestro blog. Gracias.

domingo, 9 de diciembre de 2018

LITERATURA FUTBOLERA: "FALUCHO"

¿Qué pueden tener en común un mito de la Independencia, un escritor e historiador y el fútbol?. Una respuesta superficial sería muy poco, casi nada, pero hilando fino hay un punto de contacto. Y ese punto de contacto, es una narración magistral.
Según la Real Academia Española, el término "falucho" significa "embarcación con el palo inclinado hacia la proa". Pero "Falucho" fue el nombre de un supuesto guerrero de la independencia, de etnia africana, llamado Antonio Ruiz, quien no habría querido izar la bandera española en el Callao en 1824 y por ello fue fusilado:  Según la versión de Bartolomé Mitre, entre los fusilados que se negaron a gritar, ¡Viva el rey! se hallaba Antonio Ruiz, alias el Negro Falucho, un esclavo liberto del regimiento del Río de la Plata, quien tampoco quiso arriar la bandera argentina para ser reemplazada por la española, con estas palabras: "Malo será ser revolucionario, pero es peor ser traidor", siendo sus últimas palabras "¡Viva Buenos Aires!". La veracidad de esta anécdota es muy discutida y puesta en duda por varios historiadores. (Bartolomé Mitre, Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana).

Tal vez el Negro Falucho haya sido puesto como un símbolo de la lucha de los africanos, mulatos y zambos durante la independencia americana (y dieron su cuota de sangre con creces). Lo cierto es que también tuvo su lugar en la literatura, y en la literatura futbolera.
Como Bram Stoker, quien mediante el recurso de la hipérbole (exageración o mitificación de la realidad) convirtió a Vlad Tepes en Drácula; o como Leopoldo Marechal, quien adaptó Antígona al contexto histórico argentino, el escritor, historiador y psiquiatra (y secretario de Cultura durante el gobierno de Alfonsín) Mario "Pacho" O´Donnell, en su libro "La seducción de la hija del portero" (1975), escribió "Falucho", insertando el mito del soldado de la Independencia en la piel de un hincha de fútbol (cuyo apellido es Ruiz) quien después de un partido en el Amalfitani es capaz de jugarse la vida por la bandera de su equipo frente a la barra brava rival. Cabe señalar que aparecen mencionados muchos jugadores del Vélez Sarsfield de los años 70 (Fenoy, Avanzi, Correa, Tagliani, Asad, Fornari, Benito y Santillán) y que en la segunda lectura se muestra el desasosiego de la Argentina del gobierno de Isabel Perón en medio de un drama familiar y social. 

Les dejo un fragmento de esta magnífica narración:
 —...constitución de los equipos —estaba diciendo el locutor y Ruiz hizo un movimiento veloz para elevar el volumen. Escuchó varios avisos intercalados, jabones; la­varropas, muebles, vinos, la mayoría referidos al glorioso 25 de Mayo. Después siguieron los nombres de los juga­dores, con las pausas al final del arquero, backs, línea me­dia y delantera. Escuchaba con atención, con verdadero interés, esperando a Vélez.

Porque el fútbol, su pasión por Vélez, era lo único que insuflaba algún entusiasmo en la vida de Ruiz. 
Antes del Prode él era el encargado de organizar la polla en el ministerio y durante años recolectó los papelitos y las apuestas con una prolijidad y una honestidad obsesivas. El fútbol y Vélez eran sus temas de conversación inevitables.
—¿Y Ruiz, qué les pasó el domingo? —le decían con expresión sobradora cuando perdían y otras era él el que se hacía cargadas eufóricas, con esa brevedad de los viajes en ascensor. De fútbol también conversaba en el bar, intercalando sorbitos de grapa. El fútbol era lo único capaz de ha­cerle mover los brazos cuando hablaba, alzar la voz con én­fasis, dar golpes sonrientes en espaldas ajenas, y recibirlos.
—Vélez Sarsfield formará de la siguiente manera —la puta madre, otra vez lo ponían a Asad en vez del pibe de la tercera.

—¿Me planchaste la bandera? —preguntó casi con sadismo, vengándose del director técnico, descontando en la boca de Yolanda esa mueca crispada de todos los domingos. O de ese 25 de mayo en que también había partido. Fomentándole la envidia por ese pedazo de su vida que ella trataba de equilibrar infructuosamente con los fatigosos viajes hasta Garín para visitar a su prima Gladys, dejando pasar el tiempo hasta que él volviera des­pués del partido y de los comentarios en el bar. Haciendo de cuenta que ella también tenía cosas que hacer, escenas donde incluirse.

                                José Galoppo

Nota: Las imágenes fueron obtenidas de Google para ilustrar la nota.

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