Pero también siguieron apareciendo muchos clubes, sobre todo en el interior, en este siglo XXI. Algunos con las efímeras ansias de participar en distintas ligas; otros con pretensiones sociales más que deportivas, y algunos que, conjugando ambas, lograron trascender más allá de los límites de su ciudad.
Tal es el caso, en nuestro fútbol, de dos Instituciones que lograron el ascenso a la categoría superior en la presente temporada. Y vaya que sus logros llegaron en forma prematura.
El primer caso mencionado es el de Crucero del Norte.
En Posadas, provincia de Misiones, se creó, en la década del 90, un espacio para la práctica deportiva y el esparcimiento de los empleados de una empresa de transportes de larga distancia, propiedad de la familia Koropeski.
Pero Don Demetrio Koropeski, propietario de la empresa, hizo realidad su sueño el 14 de octubre de 2003. En esa fecha, Crucero del Norte, aparecía por primera vez en la liga Posadeña de Fútbol y su debut fue más que auspicioso: 2-0 sobre Bartolomé Mitre (aquel de los viejos nacionales de AFA) y el camino comenzó a recorrerse. La mutual de empleados se convertía en club social y deportivo.
Campeón de liga y después provincial. Decidió dar el salto y llegó al TDI en el que logró su lugar en el torneo Argentino B. Ya en el 2009 le ganaba a Alvarado de Mar del Plata en la promoción y llegaba al Argentino A. Siguió su carrera ascendente hasta que el sábado 30 de junio de 2012, llegó al Nacional B. Tal vez tiene sabor a hazaña; tal vez impensado para muchos. Pero ahí está el "Colectivero".
Más allá de la visión a futuro de Don Demetrio y su familia, también está presente el "armador" de la criatura que crece: Pedro Dechat, su director técnico. Estuvo al frente desde un principio y, para la última temporada, subió al micro a jugadores como Julio Gaona, Del Bono, Ricardone, Derlis Soto y Pedro Britez, entre otros, y mantuvo una buena base de "hechos en casa", que es el fuerte de este club. Así se llegó a la gloria y, por Misiones, dicen, que van por más. El coqueto barrio de Santa Inés, en Posadas, está de fiesta.
El otro caso es el de de San Jorge de Tucumán. Con sus colores rojo y verde.
Apareció por una fusión en la capital tucumana un 15 de julio del 2008. Sí, en el 2008. En días más soplará 4 velitas solamente. Pero es muy real la intensidad con la que vivió estos cuatro años.
Comenzó en la B tucumana y, en su primera intervención, ascendió a la primera provincial.
En su segundo año llegó su derecho a participar en el Torneo del Interior. Pudo arrimar hasta los cuartos de final, pero sus ganas de crecer se mantenían intactas.
Nuevamente en el TDI, alcanzó la final en su segunda participación, y no pudo ascender. Tampoco en la promoción. Pero cada vez estaba más cerca.
Su buena "carpeta" de presentación ante el Consejo Federal hizo, con la reestructuración del Argentino B, que fuese invitado a participar del mismo en la temporada 2011/12. Esta vez no dejó pasar su oportunidad y, lejos de buscar mantener la categoría, se jugó a pelear por un ascenso.
Pasó las distintas fases y se encontró en la final frente a Guaraní Antonio Franco. No pudo ganarle y a pensar en la promoción. Recibió a la C.A.I. de Comodoro Rivadavia, con reciente pasado en la B Nacional, y, luego del empate en casa, había que recorrer miles de kilómetros para cristalizar el sueño. Era difícil.
Sorpresivamente, el "bebé" de nuestro fútbol ganó. Contra su rival, contra el público y contra el viento de Comodoro Rivadavia. La vuelta al Jardín de la República fue la más alegre de su historia, más allá del largo trayecto por recorrer.
Pocos hinchas, es verdad; pero su número de seguidores irá creciendo a medida que vayan llegando sus logros. Este equipo tucumano que estaba "gateando", ya dió sus primeros pasos. De a poco irá corriendo, se enamorará y, también, tendrá que padecer las malas de la vida en el fútbol. Por ahora, es todo festejo, ganas de crecer y subir aun más.
Alfredo N. Armiento
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