Sumido en problemas institucionales y también futbolísticos, con muchos compromisos económicos por cumplir y con las ganas y voluntad presentes, que no fueron suficientes, Chacarita se fue del Nacional B.
Intentó todo para que el final no fuera este. En lo deportivo buscó todo lo necesario para poder mantenerse en la segunda división de nuestro fútbol. No alcanzó.
Sumido en el descenso directo hasta no hace muchas fechas, la llegada del Tano Pasini le dió una nueva oportunidad de sacar la cabeza de abajo del agua. Sacó puntos, ganó partidos. No se jugaba bien, es cierto, pero había que zafar como fuese.
Chacarita tenía que enfrentarse con Nueva Chicago, otro peso pesado en el ascenso. Era la gloria o la caída en lo profundo del descenso. Y no pudo.
Se encontró con un rival que venía agrandado y con ganas de pelear por más. Jugó poco y con los dientes apretados en Mataderos, pero Chicago lo superó.
La última posibilidad estaba en el partido a jugarse en San Martín. Chacarita volvía a ser local en su cancha luego de muchas idas y vueltas, y con sus socios en las tribunas, esos verdaderos seguidores que no comprometen con su accionar al club.
Tampoco pudo. Muchos dientes apretados, en desventaja y con el clima en contra. El árbitro Vigliano le dió una vida más en el descuento al sancionar un penal de Testa. Nadie contaba con que el arquero Monllor estaba dispuesto a arruinarle el sábado a los funebreros. Lo contuvo en dos tiempos y, con lágrimas en los ojos, todo Chacarita se despedía del Nacional B.
El técnico, Salvador Pasini, pasó de la euforia al llanto en un segundo. Todo lo que puso de sí en este desafío de pocas fechas para mantener al equipo en la división, no tuvo la frutilla del postre. Es verdad, hubo errores. No solo en lo deportivo, sino en lo institucional también.
Parecía que las brizas soplaban suaves y cálidas por San Martín, pero fue todo lo contrario. Hay que trabajar y revisar muchas cosas para no volver a cometer los mismos errores y poder pensar en una vuelta a la máxima categoría del ascenso. El desafío está planteado y hay que comenzar a recorrer el camino, duro y pesado, del retorno.
Ahora bien, este descenso no es casualidad sino causalidad. Muchos fueron los factores que desencadenaron este final. No solo se deben buscar responsables en esta dirigencia sino en las anteriores también.
Allá por el 2006, se hablaba de hacer la cancha nueva y de subir a Primera. Soñar no cuesta nada, pero conseguir los recursos para llevar a cabo los sueños y convertirlos en realidad, es otra cosa muy distinta.
Se ascendió, se estaba construyendo el nuevo estadio. Todo bien. Las deudas crecían y no había como costearlas. Dirigentes que se iban y pseudos-hinchas que hundían al club con sus demandas y desmanes. Había poca paciencia y cero tolerancia para con los que emprendieron semejante empresa.
Lo que ocurrió después no fue sorpresa: Descenso a la B Nacional, cancha a medio hacer y sanciones por mal comportamiento de su "barra brava". Era el momento de rearmarse, pero los problemas internos hicieron que no se concretara el objetivo planeado. El tema empeoró, y en lo deportivo se sintió mucho, porque no quedó ajeno al poco dinero que ingresaba, y las malas decisiones en la contratación de técnicos y jugadores, sumadas a renuncias de directivos y a los "reclamos" de la barra, llevaron a este presente no querido por una gran masa de gente que realmente quiere a Chacarita.
Hubo elecciones anticipadas y en momentos muy difíciles para el club. Triunfó Hector Lopez. El tema económico será el principal punto a solucionar. Después habrá que pensar en el retorno y en finalizar el estadio.
El nuevo presidente deberá formar una unidad, buscar los recursos necesarios y apoyarse, sobre todo, en aquellos que demostraron que quieren a Chacarita. Estos son, nada más ni nada menos, que los socios. Muchos presenciaron la decepción del descenso y, lejos de reaccionar mal, se "bancaron" la derrota sin cometer desmanes. A esa gente hay que convocar y darle respuestas concretas. No a quienes con su accionar llevaron al club a esta situación (Léase: barra brava).
Deseamos que el futuro "funebrero" sea mucho más promisorio y se levante con ansias de progreso real. Por el bien del fútbol y de la sociedad que lo rodea.
Alberto "Beto" Rossi
No hay comentarios:
Publicar un comentario