Aprovechamos el parate y seguimos de balance en balance.
Se ha jugado la cuarta parte de los torneos del ascenso y se impone hacer un balance de los encargados de impartir justicia en el fútbol: Los árbitros.
Por el mandato de Miguel Scime, encargado de la escuela de formación arbitral, se les ha pedido a los "hombres de negro" que mantengan cierta línea de juego más emparentada con el famoso "siga-siga" de Pancho Lamolina, hoy director en ejercicio del Colegio de Árbitros. Si vamos a su aplicación, esto se convierte en algo peligroso pues hay árbitros que en lugar de observar el "citerio" y el "espíritu" del reglamento terminan siendo unos "sacapartidos" y dejan de lado el convertirse en reales jueces de lo que ocurre en el campo de juego.
Pero si le sumamos a ésto la disminución en las edades para árbitros internacionales, que acorta la obtención de experiencia en categorías bajas y en "jugar partidos" (así lo llaman ellos) creo que se está jugando con fuego. ¿Por qué?. Muchos, para inculcar el "siga-siga", se volvieron muy permisivos al no sancionar faltas muy claras y juego brusco, a veces malintencionado, que no protege el buen juego ni la habilidad sino que favorece al infractor, al malicioso y a los cultores de "la falta táctica". No utilizan las tarjetas como se debe y cuando se acuerdan ya es tarde: El partido se les fue de las manos.
Desde mi punto de vista, en la escuela y en el colegio deben hacer un examen de conciencia y un completo análisis de las actuaciones arbitrales para determinar dónde están los errores y las equivocaciones en general para poder corregir todo a tiempo.
Esperamos en la segunda mitad de la temporada observar una mejor labor de los jueces del fútbol, especialmente de aquellos que componen las listas de "árbitros con proyección".
Hasta ahora muy pocos de ellos demostraron algo bueno en el campo de juego.
Alberto "Beto" Rossi
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