El fanatismo nos lleva a hacer cosas "locas" en la vida. Podemos pasar de la euforia a la depresión en un segundo o de "estar en la lona" a "ganarse el cielo" en un segundo. Muy pocos pueden dominar sus impulsos, y si estos son llevados por el fanatismo, ningún dominio es posible. Tal es la historia que nos trae nuestro amigo José. La misma incluye el recuerdo para dos grandes jugadores del ascenso.
JUAN Y MIGUEL
(A dos glorias de Dálmine: Juan Alberto Martínez y Miguel Ernesto Benítez)
Esteban se autodefinía como "argentino, de Campana y de Dálmine", y siempre iba con su amigo Ricardo a ver al viola en el viejo estadio municipal. Para él, ese año 1975 iba a ser inolvidable por muchos motivos.
Villa Dálmine de 1975, equipo que integraban Martinez y Benitez
En efecto, a principios de aquel año, se enteró que iba a ser padre primerizo, y a él, que siempre tenía la emoción a flor de piel, se le llenó de orgullo. Ricardo, en cambio, era más cerebral y trataba de hacerlo más equilibrado.
Esos nueve meses fueron de felicidad, porque además Dálmine volvía a la B de una manera brillante.
El 29 de noviembre, luego de festejar el ascenso en Luján, se enteró de dos cosas: una, que iba a ser papá de mellizos, y dos, que iban a llegar por Navidad.
Los gemelos de Esteban: Juan y Miguel
Dos semanas después, apenas llegó del campeonato en Adrogué, no alcanzó a festejar, porque acompañó a su esposa al sanatorio.
Y tras el parto, su mujer le preguntó qué nombres le pondría a sus mellizos.
Y él, no dudó, miró la foto del diario y señaló a sus dos ídolos del equipo y dijo: "se llamarán Juan y Miguel...".
Y así fue.
José Galoppo

.jpg)
No hay comentarios:
Publicar un comentario