El 2016 no terminó muy bien para el fútbol argentino en
general. Si vamos al plano deportivo, nuestros equipos no ganaron copas
internacionales y nuestra selección, luego del traspié en la Copa América del
Centenario, anduvo a los tumbos y hoy está en zona de repechaje para jugar el
mundial 2018.
Pero lo más grave lo padecimos en el plano dirigencial y
organizativo. Cada uno quiere llevar agua a su molino y no precisamente para
sus clubes sino para sus propios dominios.
Armando Pérez, el presidente de la Comisión Normalizadora
de AFA, no es considerado por los mandamás de muchos clubes como un referente;
es más, lo tildan de interventor de parte del Gobierno y no acatan las pocas
medidas que intentaron emitir desde la CN ni aceptan los casi nulos encuentros
que tuvo con autoridades y empresarios extranjeros. Para mejor, terminó
internado con un serio problema cardíaco.
Mientras él se reponía, el Dr. Medín, vice de la Comisión
y allegado a Boca y al Presidente, intentaba hacer algo pero no tenía ni el
apoyo ni, creo, la capacidad suficiente para manejar el fútbol argentino. Y ese
fue un gran detonante para el desconcierto general que hoy reina en el mismo.
En una de las últimas notas publicadas en nuestro blog y
tratadas en nuestro programa estaba la resolución de la Jueza Federal María
Servini de Cubría solicitando fecha firme de elecciones en AFA antes de fin del
2016. Se pidió una prórroga y durante enero y lo que va de febrero se llamó a
elecciones en una fecha que, esperamos, todos acaten.
Los fundamentos fueron que aún no había llegado el
borrador del nuevo estatuto solicitado y revisado por FIFA para el llamado a
elecciones y para el funcionamiento futuro del fútbol argentino.
Entre fiestas de fin de año y otras correrías más, el
pedido de dinero al Gobierno continuaba y las amenazas de no comenzar a jugar
en el 2017 eran cada vez más viables (de hecho lo fueron porque todavía no
rueda la pelota). Aunque los voceros del Gobierno Nacional habían manifestado
que por las irregularidades, falta de un serio compromiso de las instituciones
y porque ya no estaba presupuestado no habría más dinero para el fútbol y el tristemente
famoso Fútbol para Todos llegaba a su fin, los reclamos siguieron con las
claras amenazas de huelgas. Y las hubo en varios clubes que aún no pueden pagar
sueldos desde hace varios meses (de todas las categorías) aunque, recordemos
que fueron las mismas instituciones, con sus dirigentes a la cabeza, quienes
amenazaron con terminar el FPT si no le daban más dinero porque había otros
interesados en los derechos del fútbol a principios del 2016, y luego en el mes
de julio, cuando debía iniciarse la temporada. Esos famosos interesados no
aparecieron y las arcas de los clubes seguían vacías.
Cuando se las vieron mal, los dirigentes encabezados por
Ferreiro y Tapia por el ascenso, Angelici, D’onofrio, Blanco, Moyano y Tinelli
por los grandes, Gámez con sus repudiables epítetos hacia el Presidente Macri y
Nadur por los otros de Primera y algunos del interior a espaldas de Toviggino,
mantenían reuniones para conseguir más del vil metal y chocaban contra la pared
de Balcarce 50. Hasta llegaron a desconocer como oficial el documento que firmaron
casi todos queriendo quedarse con los derechos y dejando de lado el manejo de
FPT. La plata no apareció y así estamos.
Para mejor, o para peor, el ascenso apoyaba el nuevo
estatuto y los grandes no. La Primera quería la “superliga” y el ascenso pedía
más dinero. Nadie se ponía de acuerdo y aparecieron las miserias personales más
espantosas.
Mi gran pregunta fue: ¿Si ninguno tiene fondos, cómo es
que incorporaban jugadores para reforzarse y con contratos demasiado onerosos?.
¿Y los que aún no cobraron sus sueldos en blanco desde hace meses, incluyendo
personal y empleados de los clubes?. Eso todavía no tiene respuesta.
Después de muchas idas y vueltas, reuniones secretas y
mucho más, se acordó realizar dos asambleas con el viejo número de representantes.
Una para acordar la aprobación del nuevo estatuto, fijar definitivamente la
fecha de elecciones, arreglar la ruptura del contrato de Fútbol para Todos y el
dinero que el Gobierno debía aportar para que esto ocurra y otros temas de
representación. En la otra, se tratarían los nuevos contratos de TV y se
elegiría el nuevo presidente. Así quedaría todo normalizado.
Según últimos trascendidos, habría acuerdo para
recomenzar los torneos el 3 o 10 de marzo, para la aprobación de la Superliga
Argentina y para que Claudio “Chiqui” Tapia se siente en el sillón de la calle
Viamonte. Todavía no se sabe si el Gobierno pagará indemnización y cuál será el
monto. Tampoco quién o quiénes se harán cargo de la TV en este semestre o si
los números conforman a todos.
Esperemos que se llegue a un acuerdo por el bien del
fútbol argentino, pero nadie habló de solucionar el tema de las barras bravas,
de las comodidades en los estadios, ni de cómo se saldarían las deudas cuantiosas
que los clubes tienen con la AFA en algunos casos, y con el fisco en otros.
Además, reapareció Maradona junto a Gianni Infantino, a
quien había tratado de traidor meses antes, y pretende meter mano en AFA. ¿Cómo
caería esto entre los dirigentes si la FIFA lo llega a poner en el medio?. Por
ahora sigue todo siendo soluciones y acuerdos a medias. No hay otra cosa más
que confusión. Esa es la única realidad de nuestro fútbol.
Alfredo Nicolás Armiento
Nota: Las fotos fueron obtenidas de Google y son para ilustras la nota simplemente.
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