¿Periodista? ¿Bohemio? ¿Poeta? ¿Tanguero? ¿Filósofo de la
calle? Fue todo eso, pero ante todo y sobre todo “UN HOMBRE COMÚN”.
Osvaldo Bramante, quien tomó de su mamá el apellido
Ardizzone con el que el mundo lo conoció, fue un verdadero poeta de la crónica
deportiva, y mediante ella supo reflejar las vicisitudes de su tiempo, primero
en EL GRÁFICO y luego en GOLES.
A 30 años de su muerte, el mejor homenaje que podemos
hacerle, es reproducir sus propias palabras.
Los ideólogos de los medios y los
"comunes" (*)
Por Osvaldo Ardizzone
¡Qué personajes son estos "ideólogos" que
maquinan la difusión periodística a "niveles masivos", como se estila
decir ahora! ¿Sabés qué opinan? Que "los comunes" tenemos un
coeficiente intelectual de cuatro puntos sobre una escala que va del uno al
diez... ¡Fijate vos! Apenas sin nos adjudican, generosamente, cuatro puntos...
Como consecuencia -siempre según ellos- es necesario programarnos una dieta
"intelectual" para empaquetarnos conforme a esos cuatro puntos de
coeficiente. ¡Ya me imagino las sesudas y medulosas sesiones cuando los
expertos piensan en nosotros! "A esos pobres analfas hay que venderles lo
único que están capacitados para digerir. Porque, de lo contrario, no entienden
ni medio..." Me acuerdo de que hace unos meses en televisión le pregunté
tímidamente a "un colega" que regenteaba el programa y que admitía
esos cuatro puntos comunes... "Pero... dígame... ¿usted no quisiese que
esos analfas alcancen por los menos 4,25 o, en una de esas, 4,33 de índice...?
Y ¿quién le dice que por ahí, dentro de cien, doscientos años, llegan a nueve o
diez...? Me miró como a un tipo de otro planeta y hasta con cierta compasión,
como diciendo... "Este pobre otario sueña con los ovnis..." Después
con una sonrisa me dio el diagnóstico. ¡No... todo está determinado por un
chequeo a nivel superior eminentemente científico. El hombre común universal
tiene cuatro puntos. Usted no sabe..."
¿Yo no sé? ¿Y qué tengo que saber? Lo que yo ambiciono es
que se clausure de una vez la industria del superlativo, la estridencia hueca
de esa avalancha de "sensacionales", de esos
"excepcionales", de esos "inenarrable" y esos "no hay
palabras". ¿Cómo no hay palabras? Siempre las hay muchas más que "las
coyunturas", los "a nivel de", los "obvios", los
"supuestos", los "de pronto" y los "de
repente"... Una vez fui a una casa "bian" pasando la avenida
Santa Fe y vos tenías que ver cómo los caballeros y las señoras me preguntaban
por los jugadores... ¿Cómo son? ¿Cómo viven? ¿Qué hacen con tanta plata? ¿Y las
mujeres de ellos...? Justamente, ¡qué magnífico sería el deporte -sin
demagogia, sin "paquete"- para tirarle un cacho de verdad a los pibes
cuando recién arrancan!
(*) Primeros párrafos de la columna del 18 de diciembre
de 1979 que, bajo el título "El Hombre Común", el periodista y poeta
argentino Osvaldo Ardizzone publicó en la revista Goles Match entre diciembre
de 1979 y marzo de 1982. El texto completo y todas las notas de esta serie de
Ardizzone pueden leerse en el libro "El Hombre Común", que compiló y
editó el periodista Guillermo Gasparini en 1998.
José Galoppo
Nota: Las imágenes que ilustran esta nota fueron obtenidas de Google.
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