Si acaso hubo un paradigma o símbolo de la diáspora armenia, ése fue Vahram Citcioglu (1934 - 2011), un hombre que como todo inmigrante llegó con una mano atrás y otra adelante, y fue fundador, presidente y mucho más de Deportivo Armenio. Para recordarlo, vamos a pedirle a nuestro amigo Daniel Console que con su pluma exquisita lo describe:
"Si hay algo que no podrá discutirse en la Argentina, es que Vahram Citcioglu, es lo mucho que hizo por Deportivo Armenio y también la Colectividad. Dio la vida, dinero, tiempo, todo por el club. Lo vio nacer y lo llevó a Primera A. Se entregó a una causa y no la abandonó hasta que lo consiguió. Estaba en todos los detalles, en los grandes, y también en los chicos. A los jugadores de su tiempo nunca les faltó nada, desde un buen consejo, regalarle un departamento o enseñarles un oficio para que después que dejaran el fútbol, se encaminaran en la vida con un buen pasar económico, en un oficio que él conocía mucho y bien. Los ayudó a todos y no fueron simples jugadores de fútbol, para él eran seres humanos y como tal los trató".
". A Vahram
siempre le gustó ser el dirigente responsable del manejo del fútbol del club.
Si un jugador ganaba mensualmente 100 pesos, 80 los pagaba Vahram. La tesorería
de Deportivo Armenio funcionaba más o menos así: hay que contratar a Rabbito.
¿Cuánto hay que pagarle por mes?. Listo, lo pago yo y que venga cuatro horas
por día a trabajar al negocio para justificar que es empleado. Vahram no era un
simple dirigente, era un trabajador, un colaborador a la hora de aportar dinero
cuando el club necesitaba ayuda".
"Hoy muchos
están tristes y saben que El Tío, como cariñosamente lo llamaban, no atenderá
el teléfono, pero sí quedará en sus memorias, los consejos y ayudas que
recibieron cuando todavía no estaban formados para el futuro. Podría escribir
muchas más vivencias del querido Vahram, a quien, lamentablemente, conocí muy
tarde. Hubiese querido disfrutarlo y aprender muchísimo de su sabiduría. Me
quedo con una frase de una de las últimas charlas que tuve con él, cuando se
irguió se su silla, con los puños crispados apoyados sobre la mesa y una mirada
encendida de fuerza inmensa, diciéndome: “¡ Armenio de mierda sí, turco no !”.
(Líneas escritas por Daniel Console)
José Galoppo
Nota: Las fotos fueron obtenidas de Google.
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