Sin embrago, hubo varios dirigentes y allegados a los distintos clubes que mencionaban la posibilidad de jugar sin público visitante (recordamos que en el ascenso ya está en vigencia esta medida desde aquel desafortunado hecho entre Nva. Chicago y Tigre), pero solamente lo hacían en privado o "en off"; si aparecía una cámara o algún micrófono, su silencio asombraba. Nadie quiere quedar mal con los "popes" de nuestro fútbol.
El ascenso, fecha tras fecha, sigue padeciendo la imposibilidad de la concurrencia del público visitante y, en ciertos casos, del local también por inconvenientes entre sus mismos hinchas. Solamente cuando River Plate padeció el descenso, se permitió, para la B Nacional, la presencia de simpatizantes del club visitante. El resto del fútbol sabatino siguió igual.
Claro, en ese momento Fútbol para Todos se adueñó de la televisación del Torneo Nacional, entonces las tribunas debían estar completas de alguna manera. Y la política hizo lo suyo y lo sigue haciendo.
La AFA llamó a reunión del Comité Ejecutivo para tratar este tema y buscar alguna solución. Era obvio que sus integrantes no eran los únicos que iban a decidir. Hubo llamados de la TV Pública, de funcionarios de alto rango y de políticos involucrados para que no se diera curso a la prohibición de público visitante en los torneos principales de nuestro fútbol (Primera División y Nacional B).
Estábamos en lo correcto. Luego de algunas gaseosas y varios cafés, se decidió que el público visitante debe seguir concurriendo a los estadios. Esa decisión era "cantada": Nadie quería tomar una medida "anti-popular" en un año electoral y muchos políticos y dirigentes no estaban dispuestos a dar explicaciones a sus "contratados" por la medida tomada. Es decir, todo sigue igual.
Eso sí, y como medida superadora, a aquellos que incurran en actos de violencia no se les permitirá ir a los estadios y ese equipo deberá jugar sin su público. ¿Y si los disturbios los cometen los visitantes?. Fácil: En la siguiente fecha no podrán concurrir a ver a su equipo. Un absurdo total !!!. ¿Qué pasaría si antes del superclásico la hinchada de River o Boca se portan mal?. Seguro habrá algún indulto presidencial o de la TV Pública para que las imágenes muestren la "felicidad" de ir a la cancha.
Los distintos organismos de seguridad de cada una de las provincias dieron su parecer. Los encargados de la seguridad, también. Obviamente todo quedó igual. Solamente se tomaron medidas para seguir manejando los días y horarios según los partidos en cada jurisdicción. Entonces, Primera y Nacional en horario central, la B entre viernes y martes y las otras (C y D) cuando se les ocurra, por ejemplo, martes 23:30 o jueves 7:30.
Sabíamos que nada iba a cambiar y no soy muy optimista con los resultados positivos de estas "no medidas".
En ronda de charlas entre colegas salió la locura de mencionar que "habría que parar el fútbol por tres o cuatro meses". Hemos sacado las conclusiones si esto pasaría: Los clubes fundirían porque no tendrían ingresos, los jugadores buenos emigrarían, los empleados perderían sus fuentes de trabajo y muchos políticos y dirigentes se las verían mal porque "sus empleados", que trabajan de barras, les irían a golpear la puerta para pedirle el "sueldo" que no perciben al no poder hacer desastres en una cancha de fútbol ni manejar los negocios involucrados en un partido (choris y panchos, estacionamiento y algunas ventas, entre otros).
En pocas palabras: "Todo pasa", como dice el "supremo de nuestro fútbol".
Alfredo Nicolás Armiento
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