Fue a mediados del año 1948, en la ciudad de Buenos Aires y en el
corazón del barrio de Villa Crespo. Dentro de ese, por entonces, pujante y
populoso sector de la ciudad, nos detendremos en la manzana comprendida por las
calles Velazco, Bompland, Aguirre y Fitz Roy.
Sobre la calle Velazco, al lado de la fiambrería de don Lorenzo Grapiolo, a unos 30 metros de la esquina de Bompland, había un marco de mampostería que simulaba una puerta pero que estaba tapiada. Allí se reunían unos chicos de entre ocho y nueve años. Ellos eran: Carlos Moreno, Juan Carlos Bavasso, Ricardo Perpiñal, Mario Lef y Eduardo Bertozzi.
Al mismo tiempo, en Aguirre y Bompland, también al lado un almacén, se reunían otros chicos de idénticas edades: Raúl Salvatore, Fermín Concaro (su papá, don Juan, era el dueño del almacén), Juan Carlos Casanovas, Víctor Genaro Schiavo (que era tío de Luis Majul, el conocido periodista), Torcuato Mangas, Roberto González, Carlos Romero y Edgardo Moyano.
Ambos grupos se
conocían y compartían sus juegos, algunas inocentes travesuras y, por supuesto,
el amor por la redonda. Ni unos ni otros eran pendencieros o peleadores; eran
chicos con una educación basada en el respeto y la solidaridad con el prójimo,
condiciones que les valió una buena reputación en el barrio y que los acompañó
el resto de sus vidas. Sobre la calle Velazco, al lado de la fiambrería de don Lorenzo Grapiolo, a unos 30 metros de la esquina de Bompland, había un marco de mampostería que simulaba una puerta pero que estaba tapiada. Allí se reunían unos chicos de entre ocho y nueve años. Ellos eran: Carlos Moreno, Juan Carlos Bavasso, Ricardo Perpiñal, Mario Lef y Eduardo Bertozzi.
Al mismo tiempo, en Aguirre y Bompland, también al lado un almacén, se reunían otros chicos de idénticas edades: Raúl Salvatore, Fermín Concaro (su papá, don Juan, era el dueño del almacén), Juan Carlos Casanovas, Víctor Genaro Schiavo (que era tío de Luis Majul, el conocido periodista), Torcuato Mangas, Roberto González, Carlos Romero y Edgardo Moyano.
El centro de encuentro de estos dos excelentes grupos de amigos era la
esquina de Velazco y Bompland, y esa unión permitió conformar un equipo de
fútbol completo al que llamaron "Juventud". Jugaron su primer partido
en un torneo que se había organizado en el terreno con forma de triángulo,
entre la vía muerta de Velazco y las vías del ferrocarril San Martín, también
conocido como "la cancha de Monteverdi". El resultado fue un fracaso
total, dado que se enfrentaron con equipos mejor preparados y cuyos jugadores
eran de mayor edad.
Uno de sus integrantes, Fermín Concaro, participó del Campeonato
Infantil Evita del año 1949 jugando para otro equipo. Al año siguiente repitió
la vivencia jugando para otro cuadro diferente, y les comentó a sus amigos las
experiencias acumuladas. Los
comentarios que había hecho Concaro sobre sus actuaciones en los Campeonatos
Evita en que había participado, más la promoción que de ellos hacía el
gobierno, estimularon el ansia de los chicos para participar en la siguiente
edición.
Cuando comenzó la elección del nombre que se le daría surgieron varios,
pero sobresalían "Defensores de Velazco", y "Unidos de Villa
Crespo". En un momento de la conversación, Esteban Velásquez dijo:
"Miren el cuaderno". En su tapa tenía la figura de un atleta con el
globo terráqueo en sus manos levantadas y un nombre que atravesaba el globo: Atlas. El grito de satisfacción por el
hallazgo fue unánime, a todos les gustó.
En los primeros meses de 1951, Velásquez, su delegado, se mudó de barrio
y dejó de representarlos. Reunidos en "su" esquina, los niños estaban
desconcertados. Pasaron los días y el campeonato de "la Eva" se
acercaba.
El
destino hizo que a mediados de 1950 fuese a vivir al barrio un personaje solitario
y muy amable, le alquilaba a la familia Branca una piecita en un primer piso
sobre la calle Aguirre, a metros de donde se juntaban los chicos. Sin ningún
tipo de esfuerzo, enseguida se entabló una buena relación entre la barrita de la
esquina y este hombre, quien siempre que venía de trabajar se quedaba
conversando con ellos.
Interiorizado de los
pormenores que aquejaban a los jóvenes, el hombre dijo "No", rotundamente. Sin
embargo, ellos insistieron varias veces con el nuevo vecino para que los
representara. En un principio siguió negándose sistemáticamente, pero su "si" estaba decidido y marcado a fuego.
Entrada al estadio en Las Malvinas
Ricardo Puga, tal el nombre de este personaje que iba a empezar a
escribir la verdadera epopeya de su vida en ese instante, miró la cara de esos
niños, miró el brillo de entusiasmo en sus ojos y terminó de convencerse, por
lo que aceptó formar el equipo y dirigirlos y con su voz casi ronca y algo
aflautada les dijo: “Pero por este campeonato nada más, ¿eh?.”
La inscripción se realizaba en las comisarías. Puga juntó los datos de los jugadores y los inscribió en los Campeonatos Evita en la comisaría 29ª, a la vuelta de su casa. Al nombre elegido por los chicos, él le hizo un agregado: Anotó el equipo como "Deportes Atlas". Tuvo su debut oficial en ese campeonato con una actuación discreta. También participó en infantiles de 1952, 1953 y 1954; en estos dos últimos años lo hizo en dos categorías: infantil y juvenil.
La inscripción se realizaba en las comisarías. Puga juntó los datos de los jugadores y los inscribió en los Campeonatos Evita en la comisaría 29ª, a la vuelta de su casa. Al nombre elegido por los chicos, él le hizo un agregado: Anotó el equipo como "Deportes Atlas". Tuvo su debut oficial en ese campeonato con una actuación discreta. También participó en infantiles de 1952, 1953 y 1954; en estos dos últimos años lo hizo en dos categorías: infantil y juvenil.
Después de los campeonatos Evita siguió como Club Atlas hasta que en
1960, cuando obtuvo la personería jurídica, adquirió su definitivo nombre: Club
Atlético Atlas.
Para probar a los jugadores que iban a participar y realizar las prácticas necesarias, Puga los hacía jugar en la calle o en la vía muerta. Posteriormente alquilaba (pagando de su bolsillo) las canchas de El Alba y de Lucero de Palermo. Éstas se hallaban ubicadas en el amplio terreno que fueran la playa de maniobras del Ferrocarril Gral. Bartolomé Mitre, en los límites del barrio de Colegiales con Villa Crespo, y estaban delimitadas por las calles Dorrego, Cramer, Tte. Benjamín Matienzo y la Avenida Álvarez Thomas.
Para probar a los jugadores que iban a participar y realizar las prácticas necesarias, Puga los hacía jugar en la calle o en la vía muerta. Posteriormente alquilaba (pagando de su bolsillo) las canchas de El Alba y de Lucero de Palermo. Éstas se hallaban ubicadas en el amplio terreno que fueran la playa de maniobras del Ferrocarril Gral. Bartolomé Mitre, en los límites del barrio de Colegiales con Villa Crespo, y estaban delimitadas por las calles Dorrego, Cramer, Tte. Benjamín Matienzo y la Avenida Álvarez Thomas.
En 1952 Ricardo Puga vio la posibilidad de
instalar su propia cancha en ese lugar. Entonces eligió un sector, solicitó y obtuvo
del ferrocarril Mitre una autorización precaria para su uso. La cancha de Atlas se
encontraba aproximadamente en la manzana limitada hoy por las calles Cramer,
Santos Dumont, Zapiola y Concepción Arenal.
En ese terreno Puga hizo una cancha grande y una cancha de baby fútbol. Construyó una vivienda para el casero, espacio para los vestuarios y para la utilería que se compartía con el club Rayo. También La cancha de baby se ubicaba hacia la calle Cramer y en forma perpendicular a la grande, que lindaba con la de Fénix hacia el Oeste y con la de Rayo hacia el sur.
En ese terreno Puga hizo una cancha grande y una cancha de baby fútbol. Construyó una vivienda para el casero, espacio para los vestuarios y para la utilería que se compartía con el club Rayo. También La cancha de baby se ubicaba hacia la calle Cramer y en forma perpendicular a la grande, que lindaba con la de Fénix hacia el Oeste y con la de Rayo hacia el sur.
Finalmente,
en 1965, Atlas se afilia a la Asociación de Fútbol
Argentino y comenzó a jugar en la entonces última división, el campeonato
" Torneo de Aficionados " (actual Primera D). En 1970 el club
cambió su nombre por el de Club Atlético Atlas , pasando ese mismo año del
barrio de Villa Crespo, en Buenos Aires, hacia la localidad de Las Malvinas,
partido de General Rodríguez , donde también construyó su nuevo estadio.
La reputación de ser " el peor equipo de la Argentina" lo ganó al ser último en el torneo y
quedar desafiliado en 2004 , perdiendo su lugar en la jerarquía de las ligas competitivas de la Asociación del Fútbol Argentino.
Llegó el momento de fama, la televisión lo incorporó en una especie de reality show,
llegaron sponsors y seguidores. Un año más tarde , Atlas se acercó a la promoción a la
siguiente división, luego fue derrotado por Berazategui en las semifinales del reducido.
Durante la temporada 2010/11 , El Marrón fue el ganador del Torneo Reducido , derrotandoa Centro Español en la final. Después de eso, Atlas jugó los partidos de promoción contra Sacachispas , que finalmente mantuvo su lugar en la C y privó de su primer ascenso a
Atlas.
Ricardo Puga fue el dirigente más humilde entre los humildes. Fue fundador y presidente,
pero también canchero, utilero, aguatero, maestro mayor de obras y hasta padre protector. En el libro "Club Atlético Atlas, El último romántico del fútbol", de Miguel Ángel
Giordano, el arquero de los inicios, Edgardo Moyano, cuenta sobre Puga: "Yo guardo el
más sincero y hermoso de los recuerdos de éste hombre. La llegada de Puga a
nuestro grupo en 1951, fue el broche de oro a todos nuestros anhelos, ya que
Ricardo dio todo de sí sin importarle las horas y el dinero que le llevó a sacar
adelante el club al que le brindó su vida con total honestidad".
Atlas sigue buscando su primer ascenso.
En Atlas jugaron y luego tuvieron fama en Primera División Juan
Carlos PichinoCarone
(Atlanta, Vélez y Racing), Adrián Guillermo y Cristian Chávez (Boca), Alberto
Poletti (Estudiantes y huracán), Carlos Raschia (Cipolletti, All Boys,
Temperley, Unión, Quilmes y Chacarita), Jorge Traverso (Chacarita, Newell's,
Quilmes, Kimberley, Lanús, San Martín de Tucumán y Chicago) y Luis Asaneo
(Platense). Esos nombres son ahora una suerte de tributo a Ricardo Puga. El
legado trascendió las fronteras de la D, ese espacio que Atlas jamás pudo
abandonar. Todavía...
Felices 64 años, Atlas, y por muchos años más y con campeonatos que van a llegar.
Alfredo Nicolás Armiento
Nota: Datos obtenidos de varios libros y publicaciones de la Historia de Atlas. Gracias a sus autores y a toda la gente de este increíble club.
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