LA OTRA INVASIÓN INGLESA

(De cómo el fútbol habría llegado al país de causalidad).

La historia del fútbol en nuestro país marca como su comienzo oficial en 1867, cuando en el campo del entonces Buenos Aires Cricket Club (actualmente BACRC o coloquialmente Biei), donde hoy está situado el plantetario, se disputó el primer partido en nuestro país entre dos equipos de residentes británicos. Sin embargo, según Felipe Pigna y Miguel Wiñazki, la redonda llegó a estas tierras en circunstancias muy distintas. 

En 1806, cuando nuestro país era todavía dominio español, los británicos decidieron atacar a Francia y a España, aliada de esta última. Con ese propósito, movilizaron su flota por todo el mundo y, envalentonados por la toma de Ciudad del Cabo, pusieron sus ojos en el Río de la Plata. Fue así que el 24 de junio desembarcaron en los bañados de Quilmes, y pusieron pie en la barranca donde hoy Argentino tiene su estadio, y avanzaron sólidamente desatando el pánico en el Virreinato. Y cruzaron el Riachuelo, provocando que el impresentable virrey Sobremonte decidiera escapar a Córdoba, no sin antes llevarse el tesoro público en sus carruajes. 

Por razones que no viene al caso comentar, Sobremonte dejó parte del tesoro en Luján, y siguió viaje con el resto del botín hasta Córdoba donde se refugió con su familia. Pero los británicos siguieron el rastro y llegaron al cabildo lujanense donde se hicieron con todo el tesoro allí encontrado. Y aquí viene el motivo de esta nota: cuentan las actas del Cabildo que en sus ratos libres, los muchachos ingleses se ponían a jugar al fútbol y cuando la pelota caía en las tejas, subían a buscarla. Esto causó la impresión del paisanaje que nunca vieron ese juego. 

Como se sabe, los porteños con Liniers a la cabeza, reconquistaron la ciudad con agua hirviendo, aceite y cascotes en las calles el 12 de agosto. Lograron la rendición de los británicos que, sin embargo, se llevaron el botín hasta Londres aunque nos dejaron algo que nos define en el mundo: la pelota número 5. 

                      José Galoppo

 Nota: Fuente: Felipe Pigna, "Los mitos de la historia argentina 1"; Miguel Wiñazki "Sobremonte". Las imágenes fueron obtenidas de Google para ilustrar la entrada.