En los
últimos tiempos, la violencia de los barras bravas imperó en las tribunas de
nuestros estadios de fútbol e, incluso, fuera de ellas.
Después de
los acontecimientos ocurridos con la barra de Boca, llegó un “parche” como solución:
No permitir el ingreso de hinchas visitantes a los estadios y los concurrentes
debían ser socios de los clubes locales. Esta medida rige para todos los
partidos sin importar la categoría.
Es claro
que esta medida no alcanza a ser una solución a los problemas ocasionados, pero
se intenta paliar la crisis de alguna manera. No es lindo ver las tribunas
vacías de espectadores en un partido, pero peor es ver actos delictivos en
ellas. Por eso se avanzó con la medida pese a los pedidos de muchos clubes de
reveerla.
Desde hace
cinco largos años, en el fútbol de ascenso rige un reglamento similar en el que
se impide la concurrencia del público visitante. Esta vez, solamente irían
quienes figuren como asociados a la institución.
Son pocos
los clubes que pueden llenar la capacidad de un estadio con socios solamente,
en general pertenecen a la Primera División, entonces apareció la gran
respuesta argentina: “Socio por un día”.
En un principio, clubes del interior
manifestaron que harían caso omiso a esta medida ya que los problemas son de
Capital y Provincia de Buenos Aires y ellos no pagarían las culpas y porque sus
clubes necesitan público visitante para ganar algún dinero. El puntapié inicial
lo dio el Gobernador de Córdoba, José de la Zota, al autorizar la concurrencia
plena a los estadios de sus provincias; después tuvo que dar marcha atrás por
presiones oficiales
Entonces
llegó la solución antes mencionada. Talleres de Córdoba, que volvía a la B
Nacional luego de tres temporadas, lanzó la promoción “Socio por un día”.
Consiste en ir a comprar la entrada para el partido, y con el precio abonado se
le entregaba un carnet de socio provisorio y la entrada. Bien argentino: Hecha
la ley, hecha la trampa.
Ahora bien,
no está mal que los hinchas se asocien a los clubes ya que sería un dinero
importante que ingresaría mensualmente a sus arcas, pero solamente por un
partido y porque rige la prohibición de concurrir a los que no lo son, no está
muy bien con vistas al futuro.
De todos
modos, en muchos estadios se observó muchísima gente. Si todos fueran socios y
pagarían su cuota, no habría clubes con tantas deudas. Haga las cuentas: 30.000
asociados a $ 150 de promedio mensual aproximado por cada uno, daría
$4.500.000. Una suma importante para hacer frente a los gastos que tiene una
institución.
La medida
estará vigente por dos fechas. Casualmente la previa y la inmediatamente
posterior a las elecciones. Es obvio que no se quiere ningún acto violento en
esas fecha. ¿Qué pasará después?. Seguiremos como antes o algo va a cambiar?.
No nos olvidemos que el club que más problemas tiene con sus “violentos” no
jugó en la primera fecha.
Lo ideal
sería tomar medidas de fondo que inviten a una solución total del tema. Claro,
eso conlleva un costo político muy grande. ¿Alguno de los responsables estará
dispuesto a pagarlo?. Esperemos que sí, por el bien de todos.
Alfredo Nicolás Armiento
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