El Ministerio de Seguridad de la Nación está decidido a
combatir a los violentos en nuestras canchas. Ya era hora.
Hubo proyectos para englobar los delitos de los barras
como una asociación ilícita, lo que haría endurecer las penas, pero quedó en
saco roto porque la anterior administración no quería “estigmatizar” a esta
gente. Pero como contrapartida quedábamos estigmatizados los que íbamos a
intentar disfrutar de un partido de fútbol.
Cambiaron los vientos políticos en el país y las actuales
autoridades volvieron a la carga. Esperamos que ahora, al no haber
vínculos tan fuertes con los violentos, el tema se pueda encarrilar, aunque
todavía quedan “algunos compromisos” dirigenciales, políticos y policiales por
los que no se puede luchar abiertamente contra este flagelo tan presente en los
espectáculos deportivos.
Las nuevas medidas para esta temporada se iniciaron con
los gastos compartidos de los operativos de seguridad (¿o eran de inseguridad?,
no me acuerdo) y con controles más rigurosos sobre la pirotecnia y otras
cuestiones. También se traspasó al Gobierno la implementación del “derecho de
admisión” para que no sean los clubes quienes llevaran a cabo una medida tan
anti-popular, como la definían anteriores funcionarios. El único inconveniente
es que los "popes" de muchos clubes, grandes sobre todo, no ayudan al no
presentar la lista de los barras. Hasta dijeron, algunos, que en sus clubes no
las había (quedaron narigones como Pinocho).
La nueva modalidad, desde este torneo y para no permitir
el ingreso de aquellos que van a ensuciar la fiesta del fútbol, es la de llevar
el Documento Nacional de Identidad. El mismo será presentado ante el pedido de
la seguridad, se cotejarán los datos, y si el “investigado” posee antecedentes
de violencia, causas judiciales pendientes o no se lavó los piés antes de ir a
la cancha, puede que no le permitan el ingreso.
La medida y los controles están muy bien. Pero creo que
tendrían que haber comunicado mejor cómo era el sistema y a quiénes, realmente,
no se les permitiría el ingreso.
En primer lugar vamos a mencionar que el sistema consiste
en colocar el D.N.I. sobre la pantalla de un celular, con tecnología 4G, que
posee un sistema que lleva al instante a una base de datos y coteja lo
mencionado anteriormente. Y aquí aparece el primer inconveniente: En nuestro
país, la mayoría de las veces, ni podemos hablar por celular con 3G, media G o
con la F, entonces ¿será tan rápida la comunicación y el cotejar datos?. Según
las autoridades no se tardará más de 10 segundos con cada uno.
Por otra parte, y como dijimos antes, nunca se comunicó bien cuáles son las
causas por las que no se puede ingresar al estadio. Se habla de causas pendientes
o procesos en la Justicia, pero no es lo mismo alguien que firmó cheques
voladores y tiene una causa por eso, o un sospechado de enriquecimiento ilícito
(pueden no ser violentos) que otros que, sitemáticamente, agrede a la gente,
incita a la pelea o insulta hasta al cartero que se le cruza (pueden no estar
procesado). ¿Y qué hacemos con los muy conocidos miembros de “la 12” o “los
borrachos” o cualquier otra barra que supieron, por artilugios legales, zafar
de procesos judiciales o de condenas y siempre incitan a la violencia, la
corrupción y los negocios oscuros dentro del fútbol con su sola presencia?.
Esos entraron a todos en los estadios donde hubo controles 4G.
Y, para finalizar, les cuento mi experiencia personal.
Concurrí al “José Amalfitani”, con mi documento en mano, sin mostrar credencial
alguna (ni de prensa ni de DT). Caminé desde Álvarez Jonte y Lisboa hasta la puerta de
la platea norte del estadio y….Nadie me pidió ni el turrón que me iba comiendo
en el camino. El único que me pidió “algo
para colaborar con los muchachos” fue un “trapito” que decía cuidar los
autos, tarea contra la cual pesa una prohibición, pero la policía estaba
ausente con aviso (con aviso a los “trapitos” digo). Y en los ingresos elegían
a algunos para controlar y probar la nueva modalidad.
Me encontré, ya adentro del Amalfitani, con mis primos
(tres rugbiers grandotes) y un amigo psicólogo. Solo al flaquito y desgarbado
psicólogo le pidieron el DNI para hacerle el control. Saquen sus conclusiones.
Estoy de acuerdo con los controles y prohibir el ingreso
de barras y violentos; pero controlen a todos. Y que los policías y dirigentes
colaboren también. Que los violentos no entren al club antes de poner en marcha
los nuevos sistemas para evitarlos. Si todos ayudamos podemos comenzar a
luchar contra el flagelo de la violencia; de lo contrario será un intento más de
tantos que quedó en la nada.
Alfredo Nicolás Armiento
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