El fútbol del ascenso no son solamente los jugadores,
técnicos o clubes. Uno de sus componentes, tal vez el más importante, son los
hinchas. Hoy vamos a rendirle homenaje a uno de ellos, cuyo recuerdo sigue vivo
en el alma de sus compañeros.
MARCOS ZUCKER
(1955-1980): VIVIRÁ POR SIEMPRE EN EL ALMA
"Nadie es
capaz de matarte en mi alma" (Carlos Solari)
Marcos Ricardo Zucker nació el 24-2-1955 en
el barrio de Constitución. Su papá, también llamado Marcos, fue un entrañable
actor que brilló en el teatro, el cine y la televisión, que de niño le había
cantado un tango nada menos que a Carlos Gardel.Toda la vida de Marquitos, o el Pato, como le decían, giró en torno a sus dos pasiones: la militancia, y Defensores de Belgrano, como dos caras de una misma moneda.
En efecto, él fue uno de los tantos jóvenes defensoristas que se deleitó con Houseman, Giardullo, Gigliani y los hermanos Gómez de Armas entre otros, todos los sábados.
Sin embargo, el haber elegido la militancia política,
además de sus estudios de derecho, signó su vida para siempre. Fue secuestrado
en 1977, pero gracias a las gestiones de su padre, pudo salir. Se exilió en
Brasil y España, pero quiso regresar en 1980 y fue nuevamente secuestrado y
desaparecido el 29 de febrero, y más tarde se supo que fue fusilado en Campo de
Mayo.
Su papá nunca pudo reponerse de esa tragedia, y sus interpretaciones dramáticas desde ese entonces fueron más intensas y emocionantes.
30 años después de su muerte, la tribuna de Defensores De Belgrano que tantas veces lo cobijó y era su lugar en el mundo, fue rebautizada con su nombre y su rostro.
Su hermana escribió estas líneas que pueden servir de epitafio: Aunque no me devuelvan su cuerpo, sus sueños de justicia estarán vivos para siempre en el inviolable cementerio de la memoria.
Su papá nunca pudo reponerse de esa tragedia, y sus interpretaciones dramáticas desde ese entonces fueron más intensas y emocionantes.
30 años después de su muerte, la tribuna de Defensores De Belgrano que tantas veces lo cobijó y era su lugar en el mundo, fue rebautizada con su nombre y su rostro.
Su hermana escribió estas líneas que pueden servir de epitafio: Aunque no me devuelvan su cuerpo, sus sueños de justicia estarán vivos para siempre en el inviolable cementerio de la memoria.
José Galoppo
Nota: fuente de información página de Roberto Brascheti.
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