4-4-2, 4-4-1-1 o 4-3-2-1 o como a usted más le guste; le
dejo esa elección a los analistas de los números telefónicos. Cambios tal vez
obligados y otros necesarios. Reapareció la vieja guardia porque se necesitaba
más experiencia, entrega y no cargarle el costo a los más nuevos. Y la cosa
salió bien. Se sufrió pero se disfrutó. Se vieron defectos a corregir pero se
jugó mejor y, sobre todo, la actitud cambió.
En verdad el costo fue alto porque se produjo una
ruptura, nos guste o no, quieran asumirla o taparla, o aceptarla, que sería más
difícil, en la relación entre el técnico y los jugadores referentes. Sampaoli
perdió toda autoridad sobre el grupo, si es que alguna vez la tuvo, y después
de reuniones internas apareció el nuevo esquema táctico –en realidad el usado
anteriormente- y nuevos intérpretes –o los mismos de siempre-. Pero la imagen
cambió para bien, más allá de si se jugó bien o mal o si salió cómo fue
planeado. Se sufrió, sí y mucho, aunque se consiguió el objetivo.
¿Por qué perdió toda autoridad Jorge Sampaoli?. La
primera premisa que a todos quienes hacemos el curso de DT de fútbol, y de
otros deportes, es que el técnico asume la responsabilidad de administrar y
comandar un grupo de jugadores que deben adecuarse a lo que él propone. También
es verdad que todo técnico sabe las virtudes y defectos del grupo (o debería,
al menos) y por eso se debe hablar en los entrenamientos con quienes tendrán
que ejecutar lo trabajado en la cancha. Si sale bien ganamos todos, y si no, el
DT puede asumir tranquilamente las responsabilidades del caso. Pero la
autoridad del Director Técnico no puede discutirse por más que haya un grupo
que viene desde hace tiempo jugando. Ese fue el primer punto que falló en este
grupo desde la llegada del ex DT de la Selección de Chile y del Sevilla. No
supo comunicarse con el grupo, más allá de sus visitas privadas, ni manejar los
hilos de un grupo que son brillantes individualidades pero que en equipo
funcionan a medias o cuando quieren.
Mi pregunta fue quién armó el equipo que le pudo ganar a
Nigeria. Si me remito a los nombres y al dibujo táctico presentado no fue
Sampaoli. No es lo que pregonó durante tanto tiempo y, mucho menos, lo que
escribió en su libro autobiográfico. El fútbol, es cierto, se vive y se
disfruta, pero no podés evitar la realidad del rival ni la propia. Estos jugadores,
con el mejor del mundo entre ellos, no son los mismos que hace cuatro años
aunque sigan brillando. Entonces hay que adaptarlos a las necesidades actuales.
Por otra parte, los rivales también evolucionan y se tiene que planificar en base a ello te guste
o no.
En lo personal me gusta jugar con línea de tres si es que
tengo los jugadores adecuados y acostumbrados a hacerlo en el equipo, de lo contrario es importante mantener lo que se viene haciendo bien. Es lindo salir jugando desde tu área y
llegar al área rival con la pelota dominada, pero si “las papas queman” no es
pecado revolear la pelota al campo rival; te da tiempo para acomodarte en defensa
y rearmar el ataque. Estas cosas básicas son las que el DT nunca había
consensuado con los jugadores hasta que el barco estaba casi hundido.
Hubo jugadores con experiencia que salvaron la piel del
técnico a un alto costo. Si Argentina avanza -creo que lo pueden hacer sin problemas- en
este campeonato, tendrán que solucionar las cosas puertas adentro y de una
manera distinta para no tirar por la borda lo bueno que pueden dar muchos de
estos talentos que tenemos en la Selección. Si Mascherano y Messi deben poner o
sacar compañeros del equipo, que lo hagan (teniendo en cuenta la situación actual), y si Sampaoli debe preguntarle a
ellos si hace un cambio o no, que también lo haga. A esta altura su imagen
quedó muy desgastada, el hablar difícil y adjetivando sin sentido no lo hace un
gran técnico y, por el bien de esta Selección y para mantener su dignidad, debe
replantear el continuar o no en su puesto.
No por algo el público aplaudió y vivó a los jugadores
mientras daban la formación ante Nigeria y chiflaron cuando fue mencionado el
DT. Pensemos de una vez en el bien de todos y no en salvarse uno solo. En el
barco vamos todos. La prueba de fuego es el sábado contra una selección muy
joven y rápida donde la experiencia puede pesar a nuestro favor.
Alfredo Nicolás Armiento
Nota: Las fotos fueron obtenidas de Google para ilustrar la nota.
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