Si a uno le preguntaban, al comenzar el torneo de la B en
el 2015, quiénes serían los candidatos a descender, casi nadie dejaba de lado a
Colegiales. Es que el equipo tricolor, luego de aquel magnífico subcampeonato,
no pudo cumplir una campaña decente en puntaje, tuvo inconvenientes
institucionales y económicos, y un equipo con mucho coraje pero sin figuras.
Además, comenzaba esta temporada con alrededor de veinte puntos menos que los
otros que podrían estar implicados en el descenso.
Pero la fe y las ganas son lo último que se pierden.
Colegiales jugó, creció con el correr de las fechas, y tuvo un impulso
emocional muy grande en la segunda parte del torneo. La llegada del “Tiburón”
Serrizuela fue muy importante en esta levantada.
Tan importante fue que, a pocas fechas del final, el
equipo de Munro estaba metido entre los que jugarían por el segundo ascenso al
Nacional. Pero lejos de entusiasmarse con esa posibilidad, siempre jugaron
pensando en la zona roja y en dar pelea hasta el final para mantener la
categoría. A veces con buen juego, otras con la suerte a su favor, y en muchas
casi agónicamente, Colegiales sacaba adelante los partidos y los resultados. En
la última fecha, las cuentas cerraban perfectamente y hasta podían entrar en el
reducido. Claro, no dependían tanto de sí mismos y habría que esperar otros
resultados; pero a esa altura, sobraba confianza.
Es cierto lo que muchos pueden decir sobre lo irregular
de otros equipos. Sportivo Italiano se mostró siempre inconsistente, UAI logró
lo que necesitaba pocas fechas antes, igual que Español, y Deportivo Merlo se
fue desmoronando fecha tras fecha. Todo jugaba a favor de Cole y siguieron
firmes en si objetivo, sin desviarse. Además, ¿Qué culpa tienen ellos si los
demás no hacían bien las cosas?.
Llegó el último partido frente a un Fénix dirigido por un
viejo conocido de los de Munro, Atilio Svampa, que también se jugaba su
participación por el segundo ascenso. No tenía que perder y debía esperar lo
que pasaba entre Dep. Merlo y Tristán Suarez. En esos 90 minutos, como en todo
el campeonato, Colegiales desafió a las matemáticas, a lo impensado y les ganó
a ambos. Reverdeció sus laureles y se mantuvo en la categoría cuando todos los
daban en la C, como dijimos, desde que empezó el torneo.
El sábado los dirigidos por “el Tiburón” jugaron dos
partidos al mismo tiempo: En la zona de arriba y en la zona de abajo. Y se notó
en sus jugadores. Rápidamente se encontró 0-1 , por lo que todas sus chances
dependían de darlo vuelta sí o sí en el segundo tiempo y esperar lo que pasara
en Ezeiza. Allá, Dep. Merlo, su rival verdadero, nunca estuvo adelante en el
marcador y eso le dio tranquilidad para producir un giro y ponerse 2-1 gracias
al ingreso de Loncón que estuvo muy activo y logró abrir la cerrada defensa de
Fénix con su dinámica. Sabiendo que los de Pasini perdían, empezó a hacer
tiempo, a intentar tener la pelota, y lo pagó con el empate del Cuervo. Tuvo
una posibilidad más, que lo hubiese puesto en el reducido más allá de darle la
tranquilidad de la permanencia, pero no la aprovechó. Con angustia esperó los
últimos minutos y llegó la noticia del gol de Facundo Diz en Ezeiza para
desatar la felicidad en todo Munro y en Colegiales en especial. El equipo de
Munro realizó un torneo inolvidable desde todo punto de vista y avisora nuevos
horizontes para el 2016.
Bien por Colegiales que logró lo que parecía imposible.
Alfredo Nicolás Armiento
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