El fútbol está de luto. El jueves nos dejó Roberto Perfumo. La causa fue por una fractura en la base del cráneo luego de una dura caída por una escalera en un restaurante de Puerto Madero mientras se desarrollaba una cena entre amigos.
Los más jóvenes lo conocerán por estar en uno de los
canales deportivos como panelista o por sus consejos a técnicos o análisis de
fútbol en la contratapa de un diario, pero Perfumo fue mucho más que eso.
Para los que ya peinamos algunas canas y lo vimos jugar
en una cancha, Roberto Perfumo fue un crack; no importaba del equipo que uno
fuera hincha, él era uno de los aplaudidos siempre; cómo Fillol o Maradona.
Perfumo apareció en la primera de Racing a principios de
los años 60 y conformó el gran “equipo de José” que ganó todo. Tuvo su paso por
el fútbol brasileño, en el Cruceiro, donde también ganó todo, y regresó a
nuestro país para jugar en el River de Labruna de 1975 que logró salir campeón
y romper el maleficio de 18 años sin títulos. Jugó dos mundiales para nuestra
selección, los del ’66 y ’74. También padeció, y siempre dio la cara por eso,
el fracaso de la desorganización del fútbol argentino por aquellos años que nos
dejaron afuera del mundial ’70.
Y vaya cómo era la entrega de Roberto Perfumo en una
cancha que hasta el mismísimo Johann Cruyff lo mencionaba como el que mejor lo
marcó pese a que en el mundial del ’74 Holanda nos hizo cuatro. Pero “El
Mariscal” cumplió con su trabajo.
Como DT dirigió a Sarmiento de Junín en su primer paso en
Primera allá por inicios de los 80 y luego fue el único que logró ganar algo
con Gimnasia y Esgrima La Plata: La Copa Centenario. Perfumo dejó la dirección
técnica porque nunca compartió ciertos manejos que se realizaban en los clubes,
en la asociación y en el fútbol todo.
Sus ganas de hacer las cosas bien, y aportar algo más en
su vida profesional, lo llevaron a estudiar Psicología Social, carrera que
terminó para “trabajar mejor y entender más a los jugadores”, además de
realizar cursos de comunicación social y periodismo para no “estar desubicado” (según él decía) “en lo que me ofrecieron hacer”.
Tenía 73 años; lo veíamos en las transmisiones de fútbol
como comentarista, lo leíamos como columnista en el diario deportivo, y
conduciendo un espacio en TV por cable. Y aquellos que tuvimos la posibilidad
de presenciar algunas de sus charlas y de sus trabajos en ATFA sabíamos de la
claridad de conceptos que tenía en lo que al fútbol respecta y a su visión de
la vida y la sociedad en general. “Roberto era un grande” puedo decir; y no por
lo que pasó. Lo digo porque tuve el honor de conocerlo y pensar distinto a él;
pese a eso siempre respondió mis correos, mis llamados telefónicos y hasta me
consultó un par de cosas. Ese era Roberto Perfumo: Un grande y el amigo de
todos.
En 2003 llegó a la Secretaría de Deportes de la Nación
con el presidente Kirchner. No dudó en patear el tablero y terminar no muy bien
con el primer magistrado porque no compartía las políticas que se querían
llevar adelante y que no beneficiaban al deporte en general sino a los
funcionarios.
Podríamos enumerar miles de anécdotas, de notas y dichos
que perfumo nos dejó; pero, lamentablemente, nada lo pondrá físicamente junto a nosotros otra
vez.
Por eso, con mucha tristeza, te digo: “Hasta siempre,
Mariscal”.
Alfredo Nicolás Armiento
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