En el periodismo
argentino se encuentran, por fortuna, personas que no solo piensan sino que
hacen pensar.
Una de esas
personas es un pibe del barrio de Villa Argüello (La Plata) que se
convirtió en un gran escritor, periodista, docente y psicólogo social. Alguien
para quien el fútbol no es un mundo ajeno, sino que es muy cercano.
Estoy hablando
de Walter Vargas. Que desde sus comienzos en la Agencia DYN, hasta la
actualidad en Olé, ESPN y Radio Provincia de La Plata ha sabido mostrarnos un
universo cósmico en el cual el deporte y la vida se entrelazan como un juego
colectivo.
Y ese universo
cósmico aparece en sus libros: "Regreso del llanto", "Perchas
flojas", "Diccionario de equívocos", "Noches de sal",
"Marchar hacia la espera", "Diario íntimo de un chico
rubio", "Fútbol delivery" y "Cambios de frente".
Sobre este último libro quiero hablarles hoy.
Publicado en
2008: el libro reúne en sus 125 páginas un excelente mestizaje: las greguerías
del mejor Ramón Gómez de la Serna, la poesía del mejor Eduardo Galeano y la
agudeza del gran Dante Panzeri para mostrarnos el fútbol al derecho y al revés.
Aquí van algunas
perlitas:
"Messi es una Ferrari varada en un
rincón del pantano".
"No es que Verón entienda el jugo: el
juego lo entiende a él".
"Fillol no fue pionero, simplemente fue
el mejor".
"¿Los penales se patean como se quiere
o como se puede".
Este libro es
otro exquisito ejemplo de cómo el fútbol y la literatura van de la mano, porque
como dice Jorge Trasmonte: "el fútbol es mejor cuando lo juegan
Bochini, Alonso y Zanabria; y cuando lo piensa y lo cuenta Walter Vargas".
José Galoppo
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