Lamentablemente para él, el partido era
televisado y, como era de esperar, las cámaras lo siguieron en su camino al
vestuario y tomaron el momento exacto en el que realizó estos gestos y no fue
en solo en una ocasión sino en forma reiterada. Esta conducta, que muchos
atribuyen a la calentura del momento y a la gran cantidad de pulsaciones, no
puede ser tolerada porque nada ni nadie le impide pensar a un humano en condiciones
normales; y Arnaldo González estaba en condiciones normales de salud, por lo
tanto no tiene justificativo alguno.
Horas más tarde, luego de recibir el
repudio del público en general y hasta de sus propios compañeros y de su club,
el jugador salió a pedir disculpas en las redes sociales mediante un video,
pero ya era tarde. Nadie le iba a creer por más que no se hayan registrado
antecedentes. Solo faltaba saber la sanción del Tribunal de Disciplina y de su
propio club.
Finalmente, el Tribunal de Disciplina,
según el Boletín N° 5765 que se publicó en el sitio oficial de la Asociación
del Fútbol Argentino, suspendió por 10 fechas a Arnaldo González. Pero más allá
de esta sanción, la principal ya estaba dictada: el propio hincha de Chicago lo
repudió, su club anunció sanciones y la sociedad toda del fútbol nunca aceptó
las disculpas del jugador.
También era de esperar que distintos
organismos cayeran sobre él y denunciaran su actitud. El INADI y la DAIA fueron
algunos casos; fue citado por el Ministerio Público pero, si bien concurrió, el
"Pitu" González se negó a declarar ante el Ministerio Fiscal de la ciudad
de Buenos Aires a raíz de los gestos antisemitas dirigidos a los
plateístas de Atlanta. Sin embargo, el propio fiscal evalúa solicitar "elevación
a juicio del caso", debido a que "posee pruebas
suficientes", según revelaron fuentes judiciales.
Lo peor de toda esta novela también se
veía venir: En la noche del viernes se rescindió el contrato que lo ligaba al
Club Nueva Chicago luego de conocerse la sanción de 10 fechas con la que se perdía
el resto del campeonato. Lo cierto es que la cerrera de Arnaldo González se
truncó por méritos propios, por no pensar. Tiene solamente 30 años, varios más
en el fútbol, pero no sé si alguien se animará a contratar a un jugador al que “se
le suelta la chaveta” cuando se necesita cordura. Una lástima, pero es justo lo
que pasó.
Alfredo Nicolás
Armiento
Nota: Las fotos son capturas de TV.
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