Árbitros bajo la lupa: en la categoría del club de
Chiqui Tapia sobrevuelan las sospechas. Algunas decisiones generaron reclamos
airados de distintos clubes. Barracas Central, Deportivo Riestra y Acassuso,
los más señalados.
Escapar de las responsabilidades propias señalando culpas
ajenas es una práctica habitual en diferentes órdenes de la vida. En ese
sentido, los árbitros, esos que no tienen ni tendrán hinchada, han servido
históricamente para que dirigentes, técnicos y jugadores intentaran salir
del incómodo lugar de asumir su papel en las derrotas. Pero algunos fallos que se dieron en diferentes
partidos del Ascenso argentino levantaron sospechas para
los que les cuesta creer que semejante acumulación de errores puedan deberse a
coincidencias.El caso más reciente se dio este miércoles, en el partido que Acassuso y Flandria igualaron 2-2 en cancha de Sportivo Italiano por la Primera B Metropolitana. El local, que ocupa el cuarto lugar de las posiciones -último cupo para los puestos de ascenso directo a la B Nacional-, estaba dos goles abajo a los 43 minutos del segundo tiempo. El árbitro Américo Monsalvo -que a los 5 de la primera etapa había omitido un claro penal favorable a Flandria- sancionó una mano dentro del área del defensor Sosa (en las imágenes de televisión, la pelota parece dar en su hombro) y lo expulsó. De ahí llegó el descuento de Acassuso, al que dos minutos después Monsalvo le cobró un nuevo penal, esta vez por un forcejeo entre Pipino y el defensor Randazzo. El árbitro cobró la falta del de Flandria y entonces llegó el penal que derivó en el empate final.
La indignación estalló luego del cierre, cuando los jugadores de Flandria -que además sufrió dos expulsiones- rodearon al árbitro para reclamarle por sus fallos. Pero además de esa furia y de la que se pudo apreciar en las redes sociales, también estalló un grupo de WhatsApp que agrupa a diferentes dirigentes del Ascenso. "Ya está, muchachos, son una vergüenza. Suban y déjense de joder. Déjennos jugar un campeonato digno", escribió el presidente de uno de los clubes que se sintieron perjudicados por el arbitraje.
Acassuso es uno de los equipos a los que dirigentes de la B Metropolitana le atribuyen cercanía con el poder y la complacencia de los arbitrajes. La relación que hacen es sencilla: Javier Marín, presidente de Acassuso, es el nexo entre los dirigentes y los árbitros. Ex ladero de Julio Grondona, luego de haber estado del lado de Marcelo Tinelli en su búsqueda de la presidencia de la AFA consiguió alinearse junto a Claudio Chiqui Tapia cuando se reacomodaron las fichas. En el verano pasado, el dirigente protagonizó un durísimo choque en las redes sociales con el ex árbitro Javier Castrilli, quien le espetó: "El poder se acaba, gordo... Dejá de manejar árbitros y pasar papelitos".
Marín fue también el encargado del viaje de la
pretemporada de los árbitros de este año en Mar del Plata, en la que se retrató
junto a dos de los jueces más cuestionados en el Ascenso: Julio
Barraza y Lucas Comesaña.
Barraza, de extensa trayectoria en las categorías
menores, fue ascendido recientemente y ya es habitué de los partidos de la B
Nacional: el pasado lunes cobró un penal inexistente con el
que Agropecuario se impuso a Platense en Carlos Casares por
1-0. El local tiene una estadística perfecta cuando Barraza lo dirigió, con
cinco victorias en cinco partidos.
En tanto que Comesaña, que en esta temporada fue muy
criticado, sobre todo por sus arbitrajes en Atlanta 0-Deportivo
Riestra 1 (B Metro) y Olimpo 0-Defensores de Belgrano 1 (B
Nacional), empezó a asentarse en la segunda categoría y ya dirigió por la Copa
Argentina, en el choque que Real Pilar le ganó por 1-0 a Vélez.
Deportivo
Riestra, el club que gerencia el polémico abogado Victor Stinfale -que supo afirmar públicamente: "Si me da un millón de
dólares, defiendo a Hitler"-,
es otro de los acusados de ser beneficiado habitualmente por los fallos
arbitrales.
Dos de los que levantaron la voz fueron entrenadores
rivales que se sintieron perjudicados. Como Gustavo Noto,
DT de Talleres de Remedios de Escalada, luego de un 1-1 en el que, un minuto
antes del penal para Riestra que significó el empate, le habían anulado
injustamente un gol a su equipo que habría cerrado el partido. "Nadie
dice nada de estas injusticias. Riestra tiene un gran plantel, un gran cuerpo
técnico y trabaja muy bien. Pero esto es injusto porque se queda gente sin
laburo y a nadie le importa un carajo", afirmó. Luego fue Fabían Pepe Castro,
por entonces técnico de Atlanta, tras la caída 2-1 de su equipo en el Bajo
Flores: "El fútbol no es así. Que nosotros lo podamos naturalizar no
quiere decir que el fútbol tenga que ser así", reclamó.
El cómodo líder del torneo es Barracas Central,
club que preside el a la vez titular de la AFA, Claudio Chiqui Tapia. El Guapo ya
tiene el ascenso prácticamente asegurado y su nivel de juego lo exime de
mayores sospechas sobre los resultados obtenidos. Lo que llama la atención es
que Tapia parece totalmente ajeno a las sospechas que se levantan en la B
Metro, justamente la categoría en la que juega su club.
MFV
Nota: Esta nota fue publicada en el diario Clarín del día
15/3/2919. De ese medio se reproduce la misma. Las
fotos fueron obtenidas de Google al solo efecto de ilustrar la entrada. Muchas
gracias.
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