El fútbol argentino no está pasando por un buen momento.
Más precisamente, el momento no es bueno a nivel selecciones y a lo que
resultados se refiere.
Si lo vemos desde el punto de vista del hincha o de los
críticos –periodistas o entendidos- los principales responsables son los
jugadores y los que se llevan el amplio repertorio de insultos, críticas o lo
que se nos ocurra en primer lugar. Los jugadores son los que deben interpretar
las órdenes que emanan desde el cuerpo técnico y hasta de lo dirigencial para
poder cumplir con ciertas exigencias del “negocio”. En cierta forma son
responsables, tal vez importantes, pero no los únicos de este difícil momento.
Si vamos más profundo en el análisis también podemos
mencionar a otra de las “patas” del banco que debe ser la que entregue
confianza, demuestre aplomo, tranquilidad y seguridad en la tarea que se
realiza. Me refiero, más precisamente, al cuerpo técnico. Si los responsables
de seleccionar a los hombres que deben llevar adelante una tarea no entregan
indicaciones claras, brindan los elementos –léase prácticas- necesarios para su
tarea o no manejan un mensaje claro, lo más probable es que todo quede en saco
roto y se pierda en el camino. Si en cambio transmite lo necesario y justo,
trabaja en un objetivo claro y tiene conocimiento tanto de las virtudes como de
las limitaciones del equipo con el que debe trabajar, sumado al reconocimiento
de aquello que no se hizo bien y debe mejorar, es posible que lo deseado pueda
cumplirse.
Otra de las partes necesarias e importantes es la
dirigencia. Lamentablemente en nuestro medio no tenemos hoy gente con la
suficiente capacidad para ver más allá de lo inmediato. Solo quieren que los
resultados lleguen rápido y no apuestan a un proyecto global a mediano y largo
plazo. Lo peor de todo es que en el fútbol de Argentina lo supimos tener y dio
muy buenos frutos, pero de un plumazo y por intereses que no nos llevaron a
ningún lado, se tiró todo al tacho de basura.
La pata final del banco, y la menos importante desde mi
punto de vista, es la suerte. Pero la voy a dejar para el final.
Los jugadores son buenos, tal vez de lo mejor por
cantidad y calidad puesto por puesto. No es necesario que sean todas figuras
sino que “no se lo crean”. En materia de juego no se les puede enseñar nada
nuevo con respecto a la técnica pero sí en el orden de conjunto. Y demostraron
que mal no lo hacen, pero hay algo que produce un bloqueo en sus psiquis que no
los hace rendir como pueden.
Ahí es donde entra la tarea “paternalista” y el mensaje
claro del cuerpo técnico de un equipo de fútbol. Es cierto que hoy hay psicólogos de todo tipo, pero en el fútbol el
mejor psicólogo de un jugador es el propio técnico. Si el técnico no tiene su
mente y sus ideas claras, no va a poder ayudar mucho; por el contrario lo
empeorará. Y humildemente creo que esto es
lo que pasa.
Jorge Sampaoli ha cosechado algunos éxitos en los lugares
en los que trabajó. Mi pregunta es si su personalidad y su manera de manejarse
son las adecuadas para este momento de la Selección Argentina, con un proceso
ya iniciado y que padeció varios cambios, con la premura de resultados y la
necesidad de algunos “mimos” a las figuras del plantel.
Su personalidad no da la sensación de ayudar mucho.
Nerviosismo constante a la vera del campo de juego, suelas gastadas de tanto
caminar a ninguna parte durante un partido, gestos y gritos desesperados que
logran poner más nerviosos a jugadores e hinchas. Un poco de serenidad le
vendría bien a todos y a su salud especialmente.
Los dirigentes. Señores “comeasados” que se preocupan por
su imagen y sus negocios y muy pocos entienden en profundidad lo que es jugar
en equipo al fútbol. Han hecho todo lo posible para que esto no llegue a buen
puerto y, lo peor, es que lo siguen haciendo. Hasta que ellos no ordenen su
casa, difícilmente puedan brindar lo necesario para que se organice
correctamente lo que es de todos.
Y finalmente dejo a la suerte. Es cierto que sin suerte
no siempre se logran objetivos; pero hay que ayudarla. Se la ayuda con trabajo
y brindando lo mejor. ¿Qué no tenemos suerte con esta selección?. Eso es una
mentira. Y lo afirmo porque si después de hacer todo lo posible para que
estemos como estamos aún se puede clasificar en forma directa a un mundial de
fútbol es porque la suerte está de nuestro lado. Aprovechémoslo y ayudémosla.
Si todos nos serenamos y pateamos para el mismo lado o para el lado correcto, podemos
llegar a buen puerto; al menos hasta Rusia en el próximo mundial.
Alfredo Nicolás Armiento
Nota: Las fotos fueron obtenidas de Google y son solo para ilustrar la nota.
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