"-¿Che, presi, te sobra alguna?."
"-Loco...dale, tirame alguna que te la pago, viste."
Estas pueden ser algunas de las preguntas o de las formas de dirigirse a algunos personajes que tienen el mango de la sartén. Me refiero a los responsables del fútbol argentino que siempre han manejado el tema "entradas" de manera muy misteriosa.
Vayamos por partes: En un mundial de fútbol está bien que sea la organizadora (FIFA) y cada una de sus afiliadas (como lo es la AFA) y parte del gobierno del país organizador, quienes manejen la venta y distribución de los boletos de ingreso. Es correcto que haya una cantidad cierta de "protocolo" para los dirigentes, jugadores y allegados; también el que los operadores turísticos tengan alguna prioridad para la adquisición de los mismos para incluirlos en los paquetes turísticos hacia el lugar donde se juegue el torneo.
Ahora bien, los sobrantes que deben ser vendidos (en forma similar para todos, dicen) nunca son, en cantidad, los que deberían ser. Siempre son menos. Entonces, ¿Cómo es el manejo de la distribución?. ¿Quién es el verdadero distribuidor?. ¿Quién se queda con las entradas sobrantes?. ¿Para qué?. (Sí, suenan ingenuas las preguntas).
El interrogante se produce porque, en todos los eventos internacionales que incluyen a nuestros equipos, siempre faltan entradas, y después aparecen, como por arte de magia, los "gurúes" que las venden a tres veces más de su valor original. Si algo entiendo de ésto, ese acto se llama "reventa"; si bien no hay una legislación específica sobre el tema, es un acto ilegal. Mal parido desde el vamos.
En Brasil ocurrieron demasiados casos de los mencionados. Es cierto que el aluvión de argentinos superó lo esperado, más con la buena actuación de la selección nacional, y que no habría entradas para todos. Muchos de los que ingresaron a los estadios tenían boletos con nombres de dirigentes (caso Humberto Grondona), de jugadores (caso Javier Mascherano) y con la inscripción "protocolo", que son sin cargo. Varios de los poseedores dijeron haberlas comprado. ¿Cómo se compra una cosa sin cargo y sin valor estipulado?; o, mejor dicho, ¿Cómo pago por algo gratis?.
Antes de los partidos de Argentina en el último mundial, se pudo ver a algunos dirigentes y allegados a los mismos, entregar y vender entradas de todo tipo. Algunas al valor nominal y otras por unos "morlacos" de más.
Vamos a suponer que se las vendía de buena fe para ayudar a aquellos que viajaron sin su ticket correspondiente, al valor estipulado; ¿Dónde quedaron asentados el monto pagado, los datos del comprador y el destino del dinero? (eso es lo que se pide siempre). ¿Cómo se declara ese ingreso a la AFA o a la FIFA?. Porque, según Luis Segura, uno de los implicados en estos manejos, todo se asentaba en una planilla tipo excel que se hizo en el momento. Eso y anotarlo en la libreta del almacenero, es casi lo mismo.
Los "barras" que lograron sortear los controles de ingreso, tenían entradas de protocolo, a nombre de jugadores y de dirigentes. Si todos dicen luchar contra estos individuos, ¿Cómo las consiguieron?. No nos olvidemos que en el 2010, en Sudáfrica, pasó algo similar con la famosa "Hinchadas Unidas Argentinas", y muchos de los que podían pagarse el viaje (gente normal y laburante) no pudieron conseguir una mísera entrada.
Luego de la difusión de un video por parte de un canal deportivo y ante consultas periodísticas para echar luz sobre el tema, los implicados comenzaron a desligarse del mismo y mencionaron a la FIFA como entidad que pide y avala estos procedimientos. Ninguno pudo explicar, con certezas, cómo llegaron las entradas con sus nombres a manos de gente que ni conocían o quién se los había entregado.
La FIFA, por su parte, manifestó en un escueto comunicado de prensa, que los remanentes se les entregaban a las asociaciones participantes del evento para su comercialización al precio estipulado, pero nunca dijo cómo y bajo qué condiciones debería hacerse dicha transacción.
Muchas dudas aparecen con esta situación; mucho más al saber que todavía no se presentaron los balances de los clubes y de la AFA por los gastos de los fondos de Fútbol para Todos. El Gobierno pidió, hace varios meses, la rendición de cuentas; nunca apareció. Por esto, y por la actuación de los responsables del Gobierno de la distribución del dinero, tanto la AFA como varios funcionarios están siendo sometidos a un proceso judicial a cargo de la Dra. Servini de Cubría.
Por el bien del fútbol, y de la credibilidad de las organizaciones nacionales y de sus responsables, que esto se aclare lo más rápido posible. Qué paguen los que tienen que pagar, y que no se rían más en la cara de todos los argentinos. No lo merecemos como pueblo ni como sociedad civilizada y bajos reglas que debemos cumplir.
Alfredo Nicolás Armiento
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