Nuestro camino recorrido.....

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Tres de Febrero, Prov. Buenos Aires, Argentina
Nacimos hace 32 años por la pasión que nos unió con el fútbol de ascenso. Fue un largo camino recorrido donde no todas fueron buenas, pero le hicimos frente a las adversidades y seguimos en el aire. En nuestro espacio vas a encontar a todos los que comparten esta extraña pasión pero no verás jamás a aquellos "personajes" que se creen dueños de instituciones y utilizan métodos antisociales para creerse importantes ni a sus "padrinos", que los usan para determinados fines y luego no saben como manejarlos. Para aquellos que lejos están del "glamour" de la primera división y del dinero de "fútbol para todos"; para aquellos clubes pobres de corazón grande; para los que semana tras semana dejan cosas suyas para seguir sanamente los colores de su alma y para todos los que se identifican con el "viejo fútbol de los sábados"......Sí, para ellos, va dedicado nuestro programa radial y, ahora, nuestro blog. Gracias.

jueves, 18 de octubre de 2012

UN PARTIDO TERRIBLE

Nuestro colega José Galoppo se distigue por la creatividad en sus relatos y por los matices que suele utilizar en los mismos. También refleja su pasión por el estudio histórico del fútbol y nos trae un relato, basado en la realidad del ascenso, en el que se produjo un hecho lamentable y que hoy vivimos casi a diario: La violencia. Quienes transitamos en esto desde hace años, no podemos olvidar aquellos nefastos hechos. Si bien no eran tan comunes como ahora, dicho acontecimiento marcó un hito en lo que no queremos ver en nuestro querido fútbol sabatino ni en el deporte todo.
Aquí el recuerdo.....

EL PARTIDO TERRIBLE

(Basado en un hecho real)
Aquel miércoles 27 de diciembre de 1983 se anunciaba caluroso, con más de 30 grados centígrados. La atmósfera estaba agitada debido a los días de fin de año. Hacía 17 días que Alfonsín era presidente con el voto del pueblo, Los Abuelos de la Nada invitaban a “descorchar el 84″ en Vélez y Virus nos invitaba a salir del “agujero interior”. Independiente era, hacía 5 días, campeón, mandando al descenso a Racing y Atlanta volvía a primera división.



En esos días, los hinchas de Chacarita estaban pendientes de la final del segundo ascenso. El camino había sido bastante espinoso y corto: Los cuartos de final frente a Tigre fueron para el infarto. Luego llegó la semi con Italiano que ganó con autoridad. Faltaba tan solo un paso: Ganarle a Los Andes. Y en el primer partido en River se ganó 2-0 en vísperas de Nochebuena.Aquel Chacarita transitaba un período muy oscuro de su historia: Tras dos descensos consecutivos, terminó en la C de la cual subió inmediatamente, y tras la salida de Zucotti había llegado a la presidencia Mario Espósito, con la misión de empezar de cero. Tenía un muy buen plantel, en su mayoría de factura en el club. Pero también estaba la otra cara de la moneda: Su hinchada se había tornado en gran parte violenta, peligrosa y temible.
Pero ese martes era especial para todos los funebreros. Jaime Luciani había trabajado la mañana en la bicicletería familiar y luego de almorzar se juntó con su amigo de la barra Basilio Rueda, y junto a ellos fueron otros pibes que formaban en aquella época la primera murga funebrera que actuaba en el barrio y se hallaba identificada con el club. Todos ellos se juntaron en la puerta de la cancha y salieron en camiones y micros.

En el trayecto todo era optimismo, aunque no faltaban algunos moderados y otros escépticos. Ya que había que jugar en el Eduardo Gallardón, reducto milrayita. Y tenía un buen equipo: Escobedo, uno que peleó en Malvinas, el luego famoso José Tiburcio Serrizuela, el cordobés Aramayo que había sido finalista con Racing de Córdoba y el Matador Cuellos, el goleador. Aunque Chaca descansaba en Argüeso, Ingrao, Rodríguez, Borrelli, Yalvé, Fonseca Gomes, etc. Cuando cruzaron el puente de La Noria y siguieron por camino negro, el ambiente estaba pesado ya que los estaban esperando los barras rivales. A muchas cuadras de distancia, Talleres se jugaba en Escalada el ascenso a la B contra Excursionistas (cosa que logró).
Con el arbitraje del polémico Carlos Coradina, los equipos fueron los siguientes: Chacarita: Argüeso, Abramovich, Giorgi, Ingrao y Cánova, Rodríguez, Marioni y Yalvé, Godoy, Borrelli y Fonseca Gómez. DT: Guerra. Los Andes: Damiano, Escobedo, Medina, Serrizuela y Podeley, Infrán, Aramayo y Pérez, Garay, Alarcón y Cuellos. DT: Marchetta.


El público funebrero que había repletado la tribuna se estremeció con el gol en contra de Medina a los 11 minutos. Pero a los 14 Giorgi se mandó el suyo en contra (había sido muy repudiado por los locales ya que él jugó muchos años en Lomas) y a los 24 Serrizuela marcó un penal. Jaime estaba muy preocupado porque parecía que Chacarita iba a perder. En el entretiempo, el aliento era moderado y expectante. No así en los locales que pensaban remontar la serie. Pero en el segundo tiempo Borrelli realizó dos golazos a los 4 y 23 minutos. La gente enloqueció, la de Los Andes estaba entre el estupor y la furia. A los 33 Serrizuela marcó otro penal, pero no sirvió. Pero el ambiente se puso más tenso todavía, algunos funebreros lo advirtieron y salieron despacio hacia Puente la Noria a buscar colectivos.
Ya sobre los 44, la gente de Chaca salió a festejar en el campo de juego, y fue entonces que se desató la locura: Los milrayitas saltaron con intención de pegar, arrojaron piedras, salieron a buscar a los funebreros. Estos respondieron, a su vez, con piedras, golpes y puñetazos. La policía tiró gases, agua y sablazos en el estadio. Jaime se metió en el lío y le zumbaron las piedras. Basilio le dijo: “Venite conmigo y no te separés, vamos con la barra”. Salieron del estadio, pero los milrayitas los esperaban, a golpes se metieron en la peatonal Laprida donde la batalla continuó. Volaron los vidrios de los negocios, hubo ensangrentados, asfixiados, golpeados, baleados. Los muchachos llegaron a la plaza y tras quedarse guarecidos, dieron la vuelta y buscaron la calle Sánchez de Loria, que daba al puente y quedaron allí tres horas. Se encontraron con otros funebreros, algunos heridos y golpeados, a otros los llevó la policía. Cuando volvieron a San Martín, ya era de noche y las ganas de festejar se les habían ido con los nervios y la tensión. Fueron esos nervios y tensión que harían que Jaime se le suba el azúcar en la sangre. Y fue esta la última vez que estuvo con su amigo Basilio, quien falleció poco después. Y fue tal vez, el partido más terrible de la historia de Chacarita.
                                            

                                                                       José Galoppo


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