En estas líneas se recuerda algunas emisiones radiales que, aquellos que peinan canas y tienen más de 50 seguramente recordarán. Hoy, José Galoppo se tomó el trabajo de "reducir" este magistral trabajo de Fontanarrosa para que todos lo disfruten. (Ascenso con Estilo)
Advertencia:
Este para mi es
uno de los mejores cuentos del gran Fontanarrosa. Una sátira mordaz a ciertas
transmisiones deportivas de la época. Aunque para ser sinceros, si el rosarino
lo hubiera escrito hoy, sería una transmisión de ESPN o FOX con un Barcelona - Real
Madrid, mientras Trump y los norcoreanos o los del ISIS se tiran a bombazos
limpios. O sea, nada nuevo bajo el sol. Lo traigo aquí para que todos lo
disfutemos. (José Galoppo)
QUÉ LÁSTIMA
CATTAMARANCIO ( de Roberto Fontanarrosa) (Reducido)
(Publicado por primera vez en Súperhumor en 1981, y luego en su
libro "El mundo ha vivido equivocado" de 1983)
—Va a venir el centro desde la punta
derecha, es un infierno el área 18, arde el cuadro de rigor, Magrín entre los
tres palos, empujándose Sabioli con García Mainetti. ¡Cuidado muchachos,
cuidado muchachos! Si los ve el árbitro se van los dos para los vestuarios.
Entraña serio peligro este tiro libre, sube Tomé, sube Romano, ahí también va
Julio Esteban Agudelo en procura del centro, no respeta la distancia Omar
Grafigna. ¡Qué cosa con Grafigna, siempre lo mismo! ¡Vamos Grafigna, un poco
más atrás! Va a lanzar desde el flanco derecho Juan Carlos Marconi, el áspero
marcador de punta de River Plate, se demora la maniobra. ¡Cabrini!
—¡Almaceri termina con el ruido de su
motor! ¡Almaceri 348, el anticorrosivo líquido amigo del
motor de su coche! ¡No lo olvide!
Búsquelo en...
—¡Un momento, Cabrini! Vino el
centro, saltó un hombre, un cabezazo, rebota el esférico, sale del área, surge
Peñalba, otro golpe de cabeza, va al suelo Tomé, nuevamente Peñalba llega,
cruza, pelea. ¡Un león, Peñalba! Salta Romano, cuidado, ahí está, le va a
pegar... ¡Qué lástima, Cattamarancio!... Llegó, apuntó, midió, le metió un
derechazo tremendo y la mandó apenas rozando una de las torres de iluminación,
para ser más preciso la que da a espaldas de la Figueroa Alcorta.
—Se lo perdió Cattamarancio. Llegó
muy bien a esa pelota alejada por Peñalba, le pegó de zurda
y la tiró a las nubes. Lo habíamos
dicho.
(...)
—¡Qué estampa, qué figura, qué manera
de pararse en la cancha! ¿Sabe a quién me hace acordar, Rodríguez Arias? A
aquél que fuera extraordinario fulback de Racing y nuestra selección... ahora
su nombre no viene a mi memoria... ¿Cómo es que se llamaba? Que hacía pareja con
Alejo Marcial Benítez, el «Sapo» Benítez, la misma forma de pararse, hasta el
mismo peinado tiene, vea...
—¿Saúl Mariatti, dice usted?
—No, no, Cabrini. ¿Cómo era este
muchacho? Que tantas veces luciera la blanquiceleste, averígüeme Cabrini; le
digo más, atajaba Delfín Adalberto Landi para la institución de Avellaneda en
esa época...
—Le averiguo, Ortiz Acosta.
(...)
—No. No. Éste era rubio, alto, buen
físico. ¿Cómo se llamaba este muchacho? Parece mentira, pequeñas trampas que
nos hace la memoria, sigue el juego, ataca San Lorenzo, ataca San Lorenzo, se viene Grafigna, creo que el apellido
empezaba con «hache», un apellido polaco o algo así, se tiró a la punta, busca el desborde Manuel
Carrizo, muy veloz, la tiró para adelante y a correr, si la alcanza hay peligro, cuidado, cuidado... ¿Tenemos
la comunicación con Petrogrado, ya la tenemos?
¡Tenemos la comunicación con Petrogrado, adelante
don Urbano Javier Ochoa, desde Petrogrado, adelante don Urbano Javier Ochoa!
—...
—¿Qué pasa?... Algo pasa... No se
oye... ¿Se cortó?
—¿Ortiz Acosta?... Sí... ¿Ortiz
Acosta?
—¡Don Urbano Javier Ochoa, Ortiz
Acosta le habla desde el estadio de River, están jugando
River y San Lorenzo, 15 minutos del
segundo período y empatan sin goles, señor Ochoa!
—Muy bien... yo estoy muy bien,
pero...
—El pueblo argentino quiere saber,
señor Ochoa, quiere que nos cuente, cómo ha sido hasta el momento ese raid que
usted está llevando a cabo a lomo de dos caballos argentinos, dos caballitos
argentinos como fueran ya hace muchos años Gato y Mancha, frescos aún en la
memoria y el orgullo
de todos nosotros. Y que nos cuente
además, señor Ochoa, cómo ha sido ese viaje que tras cruzar el
Estrecho de Bering lo ha llevado a la
tundra soviética, señor Ochoa...
(...)
—A ver... ¡Un momentito, don Urbano,
un momentito! Creo que ya tenemos comunicación con Tonopah, en el estado de
Nevada, Estados Unidos de Norteamérica. Creo que ya la tenemos. Un momentito...
¡Sí, sí, adelante señor Santiago Collar desde Tonopah, Estados Unidos de Norteamérica,
adelante!
—Buenas tardes, Ortiz Acosta.
(...)
—Bueno, amigo Ortiz Acosta, lo que yo
quería comentarle desde acá, desde Petrogrado, es que está sucediendo algo
extraño. La gente acá está muy asustada, ha habido varias explosiones atómicas,
han caído misiles sobre muchas ciudades rusas, se habla de un ataque nuclear
norteamericano, y a decir verdad, señor Ortiz Acosta, yo también estoy bastante
asustado, mis animales están nerviosos, no se sabe bien qué pasa...
—¡Qué pena, don Urbano, qué pena, qué
pena que nos da todo esto que usted nos cuenta, realmente nos aflige como
argentinos, esa situación que usted está viviendo ante la intemperancia que
reina en algunas regiones del mundo por las cuales usted está transitando como
verdadero símbolo de paz, don Urbano! ¡Qué pena que ocurran estas cosas, gente
que no sabe disfrutar un domingo en paz, tranquilamente!
(...)
—Gracias Ortiz Acosta, yo quería
aprovechar la posibilidad que tan gentilmente nos brinda su emisora, porque
aquí a mi lado se encuentra ni más ni menos que el presidente de los Estados
Unidos de Norteamérica. Acá está sucediendo algo terrible, señor Ortiz Acosta,
ha habido un ataque nuclear soviético, muchas de las grandes ciudades están
destruidas, el presidente de los Estados Unidos, junto a algunos otros hombres
de gobierno, se ha refugiado acá, junto a nosotros, bajo tierra, y me piden,
dado que todos los otros medios de comunicación parecen estar inutilizados, si
aprovechando la presencia de don Urbano en Rusia, no se podría hablar con Moscú
y resolver esto, que parece haber sido un gran error.
(...)
—¡Señor Ortiz Acosta, señor Ortiz
Acosta! Collar lo llama, por favor, Ortiz Acosta...
—Un momentito, amigo Collar, un
momentito, viene el córner, ya lo vamos a conectar con Rusia, veremos la
posibilidad de contactar a ambos presidentes, sería muy interesante una charla
entre los presidentes de ambas instituciones, no sabemos si habrá tiempo porque
acá sigue el partido a ritmo vertiginoso y la acendrada rivalidad de este
clásico de todos los tiempos es un tema excluyente de cualquier otro, máxime
cuando se trata de hechos tan desagradables como los que nos han contado, va a
venir el córner, atención, en todo caso grabamos la emisión desde los EE.UU. y
la pasamos mañana en nuestra polémica de los lunes, entra Marcilla...
—¡Ortiz Acosta, Ortiz Acosta!
—Sube también Julio Jorge Tolesco,
hay un micrófono de campo abierto, es la última oportunidad quizás para San
Lorenzo, vamos muchachos, se está poniendo muy fea la tarde, el cielo se ha
puesto de un extraño color verde, es raro esto señores, el cielo de un color
verde, un verde que nos hace acordar que tenemos un llamado desde cancha de
Ferro, atención Ferro, cuando venga el córner estamos con ustedes, viene el
córner, entra Tolesco, salta Cattamarancio...
Nota: Las imágenes fueron obtenidas de Google al solo efecto de ilustrar esta entrada.
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