Esta frase hecha alude al hecho de que, hagamos lo que
hagamos, siempre tendrá consecuencias para bien o para mal.
En este caso, la podemos completar así: "hace falta una buena siembra para una
buena cosecha".
Todo ocurrió allá por 1959, cuando Flandria contrató para
dirigir a sus equipos infantiles a Antonio Ángel Colicigno, un verdadero
maestro de equipos juveniles que también tuvo un paso como DT de la primera
canaria.
Gracias a él, el club de la algodonera se nutrió de
jugadores procedentes de Jáuregui, Luján, Mercedes y sus adyacencias, incluso
de lugares como Mechita, Bragado, Suipacha y hasta Venado Tuerto.
Flandria,
subcampeón de Primera “C” en 1972. Parados: Scerba, Curieses, H.
Aranda, Cherencio y Soria. Agachados: Nocella,
Vallerino, Amato, Danielle, Cellis y Apariente.
Y podría decirse que los frutos de esa siembra se vieron
en 1972, cuando Flandria, dirigido por Pedro Mansilla (otro producto made in
Jáuregui) logró el ascenso a la B, porque la mayoría de su plantel era producto
de su semillero: Curieses,
Danielle, García, Soria, Apariente, Ferreras, Tamagni, Garayar, Orlando,
Arnaiz, etc.
MORALEJA: "Siempre hay que hacer una buena siembra para obtener una buena
cosecha".
José Galoppo
Nota: Las fotos son de la Historia de Flandria. Gracias.
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